domingo, 6 de julio de 2025

Folclore paleontológico húngaro (5)

por Heraclio ASTUDILLO-POMBO. Univ. de Lleida

Las pezuñas de cabra petrificadas del lago Balaton (Hungría) (2)

Recapitulación

En la entrada de hoy se continuarán presentando varias de las leyendas populares magiares,  inspiradas en la interpretación legendaria de los restos degradados de valvas de conchas de congerias, debido a que se les atribuyó un origen fabuloso. Habiéndose imaginando que se trataba de las supuestas pezuñas petrificadas de un rebaño de cabras ahogadas en el lago Balaton. Puesto que se trataba de  unos objetos extraños, curiosos y con un aspecto muy familiar y que surgían del fondo del lago con el oleaje y quedaban depositados en las orillas, de ciertos lugares. La imaginación popular consideraba estos objetos como mudos testimonios  y recordatorios de unos supuestos sucesos legendarios sucedidos en el pasado lejano. 

En la entrada anterior, publicada el 8 de enero de 2024, se presentaron las tres primeras leyendas que habían sido seleccionadas, igual que las presentadas hoy, por quien escribe, debido a la vinculación paleontológica de una parte de su relato, para formar parte de la serie de interpretaciones populares y de sus correspondientes relatos legendarios que nos complacía dar a conocer a nuestr@s lectores/as.

Las conchas fósiles de congeria, del lago Balaton, cuando están íntegras, son de forma  triangular y tienen el tamaño de media palma de la mano, aproximadamente. Pero cuando se desgastan por efecto de su fricción con los materiales duros del fondo, quedan reducidas a una porción mucho más pequeña cuyo nombre científico es Congeria ungula caprae. Sus ejemplares intactos son tan populares entre los coleccionistas de fósiles como los ejemplares "trabajados" por el oleaje de fondo, en las aguas del lago Balatón. Las valvas de Congeria no son los únicos fósiles del contenido paleontológico de los estratos arcillosos del periodo de Panonia, pero sí los más abundantes y comunes, pudiéndose encontrar acumulados en masa en ciertos sitios favorables de las orillas del lago Balaton. 

Diversos ejemplares de "pezuñas de cabra" de la península 
de Tihany" expuestas en la palma de la mano de un hombre. Puede apreciarse su aspecto y tamaño. Imagenhttps://boroskastely.hu/a-kecskekorom-es-a-balaton-tortenete/

La principal característica de las conchas  de los ejemplares de Congeria ungula caprae es que tienen la parte apical de sus valvas muy engrosada. Es precisamente esa parte apical engrosada de las valvas la única que se conserva una vez han sido arrastradas por el oleaje de fondo, quedando desaparecida por desgate erosivo la parte más delgada de las valvas. De esta manera se transforman en unos objetos llamados popularmente "pezuña de cabra de Tihany" o "pezuña de cabra del Balaton", denominación lógica debido a su relativa semejanza morfológica con una pezuña de cabra
Las conchas fósiles de varias especies del género Congeria han sido halladas en muchos lugares de la cuenca de los Cárpatos, como p.e. en Fonyód, Mályi, Nagyárpád, Nagyvázsony, Nyárád, Somlóvásárhely, Sopron, Szántód y Szekszárd, pero solamente en la zona del lago Balaton han dado origen a interpretaciones populares legendarias, siendo ignoradas en el resto de los territorios antes mencionados.

Aspecto característico del alargado y estrecho lago Balaton, en un mapa de carreteras
. Puede verse el contorno de la península de Tihany en la parte superior derecha de la orilla del lago, adentrándose en la masa de agua. Este es el territorio en el que se desarrollan los relatos legendarios que se darán a conocer aquí. Nótese la abundancia de localidades ubicadas alrededor de las orillas del lago más grande de Europa Central y el gran número de topónimos que incluyen el prefijo Balaton en su composición.  Imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Balaton

Casi no existe ninguna guía turística sobre la península de Tihany que no mencione al menos las pezuñas de cabra, por lo que las Congerias desempeñan un papel importante como símbolo de la unidad del paisaje en la vida de los lugareños, la celebración anual del Festival de las pezuñas de cabra, es un testimonio de ello. 

Caja de madera expositora, expuesta en un mercadillo callejero, con destino a satisfacer el deseo de los visitantes y turistas de poseer un recuerdo legendario de su visita a la localidad. 
En el papel que anuncia la naturaleza del objeto puesto a la venta, bajo un dibujo, se puede leer: "Kecskeköröm - eredeti, 5 millio eves kagylo" (Pezuña de cabra: concha original de 5 millones de años).
La Asociación de Turismo de la península de Tihany organiza anualmente la "Fiesta de la Pezuña de Cabra" en la que todo gira en torno a los sucesos legendarios. Imagenhttps://boroskastely.hu/a-kecskekorom-es-a-balaton-tortenete/


Relatos protagonizados por princesas cantantes, princesas silenciosas, príncipes enamorados, reyes de las olas furiosos, viejas diabólicas envidiosas y cabras de pelo dorado  (2)

Leyenda de la princesa silenciosa

El poema más conocido, de todos los conocidos, en el que se trata sobre el origen de las  pezuñas de cabra petrificadas del lago Balayon, es el reggae de János Garay cuyo motivo principal trata sobre el origen del misterioso eco de Tihany. Basado en el relato popular que los vendedores de "pezuñas de cabra" petrificadas del Balaton contaban a los visitantes de la península de Tihany. El tema principal de esta leyenda es el origen del eco sorprendente y misterioso existente   en una zona de de la península de Tihany, y que, secundariamente, también incluye el origen de las curiosas pezuñas de cabra petrificadas. Uno de los protagonistas del relato es una princesa cabrera que no solo era muy hermosa, sino que también era totalmente silenciosa, ya que al parecer por alguna causa desconocida aquella muchacha había perdido la voz y se había quedado muda. 

Cuenta el relato que cierto día, repentinamente, apareció  en las colinas de alrededor de Tihany, una bella y joven pastora forastera, acompañada de un rebaño de hermosas cabras de pelo tan fino como la seda y de tonalidad dorada. Luego descendió hasta las orillas del lago, donde se instaló con sus cabras, pues la humedad del terreno ofrecía, a su rebaño, suculentos y abundantes pastos verdes y tiernos. Todos los días, la bella pastora, acompañaba   silenciosamente a sus hermosas cabras de pelo dorado, y nunca jamás, nadie pudo oírla cantar ninguna canción, ni pudo escucharla entablar o mantener conversación alguna con nadie

Al poco tiempo de la llegada de la forastera, Pannon, el rey del lago Balaton, una especie de Poseidón de agua dulce, también vio a la hermosa muchacha pastoreando su rebaño de hermosas cabras, por las orillas del lago en el que reinaba y observó, sorprendido, su hermético y permanente silencio. 

Pannón tenía un solo hijo, de salud frágil que yacía en su lecho, gravemente enfermo y afectado de fuerte melancolía. Sabiendo el rey que la leche de aquellas cabras tenía virtudes curativas, se acercó a la pastora y le pidió que le diera un jarro de la leche de sus cabras, cada día, para sanar a su único hijo, enfermo, y le prometió a la muchacha que a cambio de la leche sanadora de sus cabras, él la liberaría de su indeseado silencio. 

El príncipe se fortaleció y mejoró notablemente, gracias al consumo de la leche prodigiosa de aquellas cabras y la muchacha pudo recuperar la capacidad de volver hablar con voz sonora y elocuente. Al recuperar la muchacha su hermosa y elocuente voz, aumentó su atractivo, y empezaron a aparecer diversos pretendientes de categoría social en las orillas del lago para cortejarla.

Tan pronto como el joven príncipe, una vez recuperado de su enfermedad, vio a la hermosa muchacha, se enamoró de ella y empezó a cortejarla, pero la orgullosa princesa cabrera, por arrogancia, le despreció y se negó a hablar con él e, incluso se atrevió a rechazar las proposiciones amorosas del hijo del rey del lago, un muchacho muy sensible de corazón y muy delicado de salud, quien acabó muriendo de pena. 

El rey del lago, furioso por la muerte de su hijo y por la causa de ella, maldijo a la cruel muchacha y los boques de las colinas se incendiaron, el rebaño de cabras de pelo dorado enloqueció de pánico y al huir se precipitó en el lago, donde todas aquellas hermosas cabras murieron ahogadas. A ella la encerró dentro de una cavidad subterránea, tras un monolito de roca, donde nunca más vería el sol, ni persona alguna, ni su rebaño. 

Ilustración de una vieja tarjeta postal, de 1935, que representa el momento más dramático del poema de János Garay, cuando el rey del lago enfurecido porla muerte de su hijo, maldice a la princesa pastora. Imagen: https://svetvykupu.sk/eshop/umelecke/5974-1935-piesen-ozveny-tihany-hnedobiela-pohladnica-madarske-kralovstvo.html#&gid=null&pid=1

Otra ilustración semejante a la anterior, en otra vieja tarjeta postal, de la misma época y estilo, que representa el mismo momento más dramático del poema de János Garay, "A Tihanyi visszhang" (El eco de Tihany)
Imagen: https://www.darabanth.com/en/online-auction/399/categories~Postcards/Hungary~1000004/Tihany-A-tihanyi-visszhang-Rege-irta-Garay-Janos-EB~II2438790

La maldición del rey se apoderó de su voluntad y así como antes no hablaba con nadie, si no le apetecía hacerlo, ahora encerrada en la roca, deberá responder de buen grado a quien se dirigeja a ella. Así. la voz de la prisionera del rey del lago se convirtió en el origen del misterioso eco de Tihany, al menos según el relato del poema de János Garay. También se menciona que las pezuñas de cabra petrificadas que aparecen en las orillas del lago son los únicos despojos de las cabras ahogadas que pueden verse y que sirven para recordar el castigo infligido. por el rey del lago, a la arrogante e insensible pastora, causante de la muerte de su único hijo enfermo.

El eco en Tihany fue uno de los fenómenos más conocidos de Tihany, desde el siglo XVIII pero ya era conocido desde mediados de siglo XI, cuando se construyó allí la abadía. La esencia del eco de Tihany es que las palabras gritadas desde un lugar de la colina Visszhang se reflejaban desde el lado norte de la abadía, que está a más de 350 metros de distancia, mientras que recorren la distancia de ida y vuelta de casi 700 metros en sólo unos dos segundos. En el mejor de los casos, el eco se repetía hasta siete veces. Para facilitar la mejor posición posible de los voceadores se colocó un pequeño pilar en la ladera para que la gente pudiera llamar a la iglesia desde aquel lugar, aquel pilar se llamó "la piedra del eco".

Un visitante encaramado sobre el pilarcillo llamado "Piedra del eco", gritando en dirección de la abadía, para comprobar personalmente la efectividad del fenómeno físico que desde hace siglos es una curiosidad natural y una atracción local . Foto: funiQ

Imagen: https://fivesneakers.com/blog/2017/08/28/echo-tihany-legend-must-try/

A principios del siglo  20 se observó que la anterior potencia tradicional del eco de Tihany estaba disminuyendo sin saber cuál podía ser la causa. Parece ser que la mayor parte de la culpa de la disminución del eco de Tihany la tuvieron las numerosas villas recién construidas, y la reforestación de sus alrededores como mejora paisajística para gozo de los nuevos residentes. Se ha demostrado que el denso follaje de los numerosos árboles plantados entre la colina y la iglesia para recrear un denso paisaje  boscoso sería el culpable de arruinar el disfrute del espectáculo sonoro del eco, y en años recientes, el ruidoso tráfico turístico,  cada día en aumento, no ha hecho más que empeorar la situación, aún más.

Un visitante comprueba personalmente la existencia y peculiaridad del eco de Tihany, enfocando su voz con sus manos y encarado en dirección a la abadía, desde la "piedra del eco" Foto: funiQ
Imagen: https://funiq.hu/2660-tihanyi-visszhang

La leyenda de las pezuñas de cabra se hizo muy conocida no sólo en Hungría sino también en el extranjero. Las pezuñas de cabra, según esta leyenda popular en muchas versiones, son los restos de unas cabras de pelo dorado de una princesa que fue castigada por su orgullo y perdida en el lago Balaton. La historia de János Garay, sobre la princesa que guardaba las cabras de pelo dorado y el hijo del Rey del Lago que luchaba por el amor de ella, puede haber tenido un papel importante en la fama de las pezuñas de cabra. 

Según la leyenda, el príncipe murió de pena por el amor rechazado, por lo que el Rey del Lago maldijo a la princesa junto con sus cabras. Los montes de Tihany reventaron escupiendo roca fundida y fuego que incendió los bosques, las aguas del lago Balatón embravecidas se agitaron y crearon enormes olas, las cabras presas del pánico huyeron hacia la orilla en la que habían pastado tranquilamente, anteriormente, pero las feroces olas del lago las arrastraron y fueron tragadas por el agua. La princesa también desapareció porque la tierra se abrió bajo sus pies y quedó atrapada en una cavidad bajo tierra, en el interior de unas peñas.

Escultura monumental existente en la orilla del lago Balaton, en la localidad húngara de Zamardi. Una representación alegórica del drama amorosos narrado por una leyenda local, protagonizada por un enamoradizo príncipe enfermo y una orgullosa princesa cabrera. Fotografía de Fanni Imagen: https://dynamic-media-cdn.tripadvisor.com/media/photo-o/1b/d8/ff/7f/photo0jpg.jpg?w=1100&h=-1&s=1


Leyenda de la princesa cantante

La leyenda trata sobre la frustrada relación amorosa de una hermosa princesa llamada Tihany, en otra versión es un hada, y el único hijo del rey y señor de las aguas del lago, llamado Balaton. 

Todos los días la princesa bajaba al lago con sus cabras, donde se entretenía cantando con una hermosa voz. El príncipe no podía resistirse a la belleza del canto y todos los días salía del agua para escuchar cantar a la muchacha. Al cabo de un tiempo, se enteró de que todo el mundo de la localidad disfrutaba escuchando sus canciones, así que decidió sacar provecho de su hermosa voz y hizo saber que solamente volvería a cantar si la audiencia le pagaba por escucharla. Hizo saber la nueva situación a Balaton, el señor del lago, y a su hijo. A partir de ese momento la princesa sólo cantaba cuando el hijo de balaton le regalaba puñados de preciosas perlas de los miles que decoraban su tienda subacuática hecha de algas y preciosas perlas.

Cierto día el muchacho enfermó gravemente y le rogó a su padre en su lecho de enfermo que hiciera venir a la muchacha para que le cantara sus maravillosas canciones. Balatón transmitió la perición y pagó el servicio contratado con un puñado de perlas y la princesa cantó todos los días a cambio de perlas. Sin embargo, al cabo de un tiempo, el tesoro perlífero del lago se agotó y Tihany no quiso volver a abrir la boca para cantar, para desconsuelo del muchacho enfermo. Balaton rl rey del lago, suplicó a la caprichosa y avara princesa Tihany, pero ella no cedió y acabó sucediendo lo peor: el muchacho enfermo acabó muriendo. 

Una noche Balatón, el rey de las aguas del lago, enfurecido por la perdida de su único hijo, se vengó de la princesa, haciendo que sus furiosas olas atraparan al rebaño de cabras cuando estaba reunidas al pie del acantilado. Al no poder huir para escapar, todas fueron arrastradas hacia el lago donde se ahogaron. Las olas también amenazaban con alcanzar a Tihany, quien aterrorizada huyó hacia una cueva cercana que conocía, pero una vez dentro, la entrada de la cueva fue bloqueada por una enorme roca que se despeñó por voluntad de Balatón. Entonces el señor del agua maldijo a la muchacha, condenándola a quedar prisionera bajo tierra, eternamente, y a que desde entonces estaría obligada a repetir siete veces las palabras de quienes se dirigieran a ella, sin cobrar nada a cambio. 

Moderna escultura de bronce representando a Tihany, la cruel y avariciosa princesa pastora, o hada, cantante.  Escultura de Miklós Borsos titulada Eco de Tihany,  situada en un parque público en la orilla del lago Balaton representada en actitud de responder a los gritos de los paseantes con el eco de su voz, obligada por la maldición de Balatón, el rey del lago. Imagen: https://szallas.hu/programok/tihanyi-visszhang-tihany-p385

Desde esos horribles sucesos, en ciertos lugares de la orilla del lago se pueden encontrar las pezuñas petrificadas de aquel rebaño de cabras que se ahogaron en las aguas del lago, a causa de la avaricia y dureza de corazón de su propietaria.