lunes, 20 de julio de 2020

Folclore paleontológico italiano (13)

Heraclio Astudillo-Pombo. Universitat de Lleida


Interpretaciones, creencias, relatos legendarios y usos populares de algunos fósiles en las regiones alpinas y pre-alpinas italianas (3)

Determinadas secciones de los moldes internos y externos de ciertos bivalvos megalodóntidos, fueron los fósiles que en la antigüedad hicieron volar la imaginación de los montañeses del norte de Italia (3)

Marcas de pisadas de vaca, de buey, de asno, de caballo, de mula, de cabra, de ciervo y también de Jesús, de la Virgen y del diablo, sobre las rocas triásicas de los Alpes y Prealpes italianos (III)


Restos fósiles de megalodóntidos triásicos, interpretaciones fabulosas y relatos legendarios, en el norte de Italia (2)


Leyendas de motivación paleontológica en la Región de Lombardía (2)


Interpretaciones fabulosas y relatos legendarios en localidades de la prov. de Como, Reg. de Lombardía (2)




La muraglia del Sasso Malascarpa, construida por el Diablo, que las brujas transformadas en cabras o cabalgando caballos salvajes y machos cabríos, usaban como trampolín para atajar camino y llegar volando hasta la cima de la montaña de los Corni di Canzo, para celebrar allí el Sabbat. Canzo, prov. Como (Primera parte)


Introducción naturalista 

En cierto lugar del área natural forestal denominada Foresta di Corni di Canzo, por hallarse situada alrededor de las tres cimas montañosas llamadas Corno, en el territorio de la localidad lombarda de Canzo, existe un conjunto rocoso singular, formado por una serie de peñas calizas, alineadas sobre el terreno, con un marcado aspecto ruiniforme que es denominado il Sasso Malascarpa (1198 m.). A su alrededor se ha acotado un área del terreno con fines de educación, protección y conservación, denominada Riserva Naturale Sasso Malascarpa, que incluye terreno de dos municipios: Canzo (prov. di Como) y Valmadrera (prov. di Lecco).  
El logo representativo de la Reserva es una curiosa figura en forma de corazón. En realidad, esa figura es una representación de la concha o del molde interno, en vista lateral, de un fósil muy típico, en alusión a la presencia de los restos fosilizados de un tipo de molusco triásico del género Conchodon o Conchodus

Detalle de la portada de un tríptico informativo para visitantes turísticos , publicado por el Ente gestor de la Riserva Naturale Sasso Malascarpa. En el centro se puede ver la representación del fósil emblemático de la Reserva: Conchodon
Imagen: ERSAF Ente Regionale per i Servizi all’Agricoltura e alle Foreste

El Conchodon es un fósil-guía, característico del Triásico superior, muy abundante en el estrato de roca caliza que compone il Sasso Malascarpa y que ha resultado ser un tipo de fósil muy influyente sobre la fantasía popular, como un potente generador de inspiración fabulosa en el folclore literario y credencial asociado a estas peñas. 

Panel informativo monográfico sobre los fósiles más característicos del Sasso Malascarpa, los conchodones. En la esquina superior derecha también se puede ver el característico logo acorazonado de la Reserva. Fotografía de  Renato Magni.
Imagen: Weebly


El Sasso Malascarpa, un muy curioso  elemento geológico y raro referente excursionista y topográfico, motivador de la presente entrada, está situado en el norte de Italia, junto a la línea divisoria entre dos de las diversas provincias que constituyen la región italiana de Lombardía. Dentro del  territorio del pequeño municipio de Canzo, localidad que se ubica entre las localidades de Erba (prov. di Como) y de Valmadrera (prov. di Lecco). 

Esquema geográfico simplificado para informar al visitante sobre la oferta de rutas turísticas disponibles, la distribución de los diferentes itinerarios y la ubicación  de los diversos elementos históricos, etnográficos, geológicos o deportivos. En el centro de la parta alta del gráfico se ve la situación relativa del Sasso Malascarpa.
Imagen: Racconti di montagna

El singular conjunto geológico del Sasso Malascarpa, también fue conocido antaño con el sobrenombre de il muraglione (el murallón) o la muraglia (la muralla), debido a su particular aspecto de grueso muro y, más anteriormente aún, con el nombre de il Muro del Diavolo. 

Cuando eSasso Malascarpa es visto desde la lejanía, su apariencia resulta semejante a la de una gruesa y vieja muralla medio derruida, como si formara parte de una antigua fortificación abandonada. Visto desde la cercanía su aspecto impresiona más aúnpues pueden percibirse algunos detalles "arquitectónicos" significativos que no resultaban visibles desde la lejanía. De cerca se puede apreciar que el murallón parece estar constituido con unos enormes bloques de piedra de forma y tamaño irregular, pulidos por la acción de la intemperie y desgastados por el paso del tiempo, con algunos de ellos, en su parte cimera que parecen haber quedado desencajados o removidos y otros que se han desplomado, junto a su base. Pero se puede ver que el conjunto de bloques que forman la supuesta muralla, parecen estar alineados cuidadosamente, dispuestos estratégicamente sobre la parte más alta de una ladera y de una suave cresta montañosa. Además esa muralla presenta una especie de "puerta" en su zona central, en la parte más elevada del terreno, por la que pasa un camino que antaño fue muy usado por pastores, vaqueros y cazadores y hogaño por excursionistas. 


Aspecto de la zona inferior izquierda del afloramiento del estrato calizo, denominado il Sasso Malascarpa, visto por su lado meridional yendo en dirección a las tres cimas denominadas Corni di Canzo. El conjunto rocoso, observado desde una cierta distancia, muestra su innegable semejanza con una muralla ciclópea, en ruinas. Fotografía original de Sergio Scanzioli.
Imagen: Obiettivo Orobie


Geológicamente hablando, el Sasso Malascarpa, es la parte aflorante de un antiguo estrato de roca caliza dolomítica, de un color gris muy claro, casi blanco en los días muy soleados. Un tipo de roca sedimentaria de origen marino, constituida por carbonato de calcio y magnesio (dolomita), denominada técnicamente Dolomia que en este caso particular es denominada Dolomia de Conchodon, por ser éste tipo de moluscos bivalvos fósiles el más característico y predominante en su contenido fosilífero. Se trata de un tipo de roca sedimentaria calcárea constituida por finísimos sedimentos marinos depositados en el fondo de antiguas lagunas litorales, a principios del Mesozoico, durante el Triásico superior, por lo que tienen una antigüedad de entre 235 y 199 MA. Fue en esa época cuando vivían densas colonias de moluscos megalodóntidos, semienterrados en el lodo marino en el fondo de someras lagunas marinas, filtrando la materia orgánica en suspensión, de la que se alimentaban.

 Esquema tridimensional, en el bloque diagrama de la derecha se representa un pequeño grupo de bivalvos megalodóntidos, semienterrados en el lodo, filtrando. En el bloque diagrama de la izquierda se representa un pequeño grupo de bivalvos megalodóntisos fosilizados e incluidos en la matriz de roca y la figura resultante en la superficie de la roca cuando su concha es seccionada por la erosión o la fractura. 
Imagen: Thenius-Vavra 1996

Como muchas de las conchas aparecen dispuestas en "posición de vida", debemos suponer que un episodio violento y rápido, tal vez una súbita anoxia por un fuerte calentamiento del agua, mató a millares de los conchodones residentes por asfixia y luego las conchas fueron quedando enterradas en el sedimento que iba precipitando y formando el material de aquel estrato. Durante el proceso de litificación del sedimento, el material original de las conchas se disolvió y migró al sedimento, siendo sustituido por dolomita procedente de la matriz sedimentaria, por eso ahora no se encuentran conchas, sino rellenos minerales amoldados y pseudoconchas de dolomita o moldes internos y externos de dolomía.

Variación del aspecto de los moldes internos de diferentes ejemplares de Conchodon, según sus diferentes edades. Arriba los más jóvenes de la serie y abajo los más viejos. Representados en vista superior (izda.) y lateral derecha e izquierda (ctro. y dcha.), mostrando su característico aspecto acorazonado... o apezuñado, según cómo haya estado influida la interpretación del observador, por una mentalidad realista o fantasiosa
Imagen: Conchodon

Una vez completamente litificado, este estrato, formando parte de un grueso "paquete" de estratos empezó a ser levantado de su posición horizontal original, como todos los que constituyen el Macizo de los Alpes, durante el Cenozoico, del Paleoceno al Eoceno, hace entre 37 y 24 millones de años, cuando se produjeron los enormes movimientos tectónicos desencadenados por la Orogenia alpina, cuando la placa africana comprimía fuertemente contra la placa europea,  levantándose hasta quedar casi completamente verticalizado. 

El curioso aspecto fragmentado que presenta la masa rocosa que constituye el Sasso Malascarpa, fue aquello que indujo a pensar, antiguamente, que pudiera ser una muralla artificial, que aparentemente no podía haber sido construida por manos humanas. 

Detalle de la parte central superior del Sasso Malascarpa, en vista semilateral, con una figura humana que sirve para dar idea del tamaño relativo. Se puede apreciar el aspecto de muralla inclinada, formada por apilamiento de gruesos bloques de tamaño ciclópeo. En la parte izquierda se puede ver parte del tajo que ejerce como portón para atravesar cómodamente la muralla.
Imagen:
gianolinibike


Pero lo que parecen ser enormes bloques de piedra, de caras casi rectangulares, son el resultado de la combinación de tres fenómenos totalmente naturales. 
- La existencia en la masa rocosa de un sistema de antiguos planos de estratificación, paralelos entre sí 
-La formación de un sistema de finos planos de agrietamiento y fracturación de la masa rocosa (diaclasas), por efecto de enormes tensiones orogénicas, que son perpendiculares a los planos de estratificación mencionados. 
- Posterior existencia de fenómenos de carstificación superficial, que va actuando sobre la masa de roca caliza, originalmente continua y compacta. El agua de lluvia cuando se carga de CO2 atmosférico o edáfico se vuelve ligeramente corrosiva para la caliza.  Cuando se infiltra a favor del sistema de finas grietas y discontinuidades de la masa rocosa, va disolviendo muy lentamente  el carbonato de calcio y magnesio (dolomita) que compone la roca dolomía, ampliando las finas discontinuidades inicialmente existentes en la masa rocosa, que  por este procedimiento se fue fragmentando, muy lentamente a lo largo de milenios, en una multitud de bloques. Con el resultado de que al cabo de varios milenios de carstificación, actuando sobre  toda la masa aflorada del estrato rocoso, esta acabaría adquiriendo un falso aspecto de muro de piedra seca, confeccionado con grandes bloques. 
Todo el proceso geofísico y geoquímico que permite entender la carstificación de la roca caliza, resulta muy lento y muy complejo, y su conocimiento científico bastante reciente, por lo que cualquier persona común, de hace siglos, no se lo podría ni llegar a imaginar y otra persona de tiempos modernos que no tuviera una cierta formación geológica tampoco.

Aspecto de una superficie plana de roca caliza, a la que la carstificación superficial, aprovechando el sistema de diaclasado preexistente ha fragmentado intensamente dándole de manera natural la apariencia de una antigua cantera romana, para la extracción de bloques de piedra.
Imagen: Geomorfología para todos

Además de todo lo anterior, Il Sasso Malascarpa, debido a estar  constituido por roca dolomía de Conchodon, incluye en su interior una gran cantidad de restos fósiles de este género de antiguos moluscos bivalvos marinos que se hacen visibles en la superficie de la roca. Consisten esos restos fósiles en pseudoconchas, moldes externos y moldes internos de las mismas, que generalmente aparecen seccionados por la erosión o fracturación y mucho más raramente enteros. Muchos de los restos fósiles de Conchodon aparecen seccionados de una forma particular, de tal manera que la sección produce una figura muy característica que en el pasado dio lugar a interpretaciones fabulosas de tipo mítico-legendario, relacionadas con la religión.

Dibujo esquemático, representando un conjunto de secciones de pseudoconchas y moldes internos de restos fosilizados de moluscos megalodontidos, del género Conchodus gumbelii, del Triásico superior, con un aspecto que por su forma y tamaño se asemejan a la de una pezuña bovina o caprina. Este esquema fue dibujado a partir de una losa pulida de dolomía de Conchodon, existente en el Museo de Historia Natural de Viena. Esa losa procedía de la zona montañosa, austriaca, de Tennengebirge (Modificado a partir de Zapfe, 1957).
Imagen: Fossil shells sections 

Según la opinión de los observadores más románticos, aquellas figuras que se podían ver en la superficie de las rocas, tenían una forma parecida a corazones. Contrariamente, otros observadores menos románticos, eran de la opinión de que algunas de aquellas marcas, las más grandes y de forma casi circular que eran bastante escasas las menos, se asemejaban a las huellas dejadas por los cascos de un caballo, mientras que otras, las más abundantes mayoría, se asemejaban a las huellas dejadas por el impacto de una pezuña de cabra, de gran tamaño. Antiguamente, incluso se atrevían a imaginar muy fantasiosamente cómo se habían podido formar aquellas figuras.


Ignorancia, fantasía y temores asociados

Desde hace varios siglos la extraña apariencia de construcción artificial, su raro aislamiento , su elevada posición geográfica, su buena visibilidad y la presencia de unas marcas peculiares en la roca, han inquietado a las gentes más ignorantes y supersticiosas, cuando se acercaban a de este elemento rocoso singular. Su presencia en el paisaje subalpíno, ha estado estimulando la inquietud y la fantasía de los habitantes de los valles cercanos, durante siglos, aguijoneándoles a buscarle unas extravagantes explicaciones a la presencia de tal monumento, en aquel paraje inhóspito y solitario.
Pero encontrarle explicación naturalista al origen de aquel monumento natural, no era tarea fácil, hace unos pocos siglos, para los habitantes de aquella zona montañosa. La ignorancia de innovadoras explicaciones racionales y la dificultad para comprender la complejidad de las explicaciones científicas de ciertos procesos geológicos, entonces, mal conocidos, favorecieron que la fantasía popular tuviese que imaginase explicaciones más accesibles y mucho más comprensible para la mentalidad sencilla, crédula y supersticiosa de aquellos montañeses.


Detalle mostrando un grupo de bloques de piedra componentes del muro del Sasso Malascarpa mostrando las extrañas figuras en relieve que muestran las rocas (fósiles de Conchodon). Formas que dieron pie a interpretaciones fantasiosas y a la invención de leyendas populares explicativas, protagonizadas por el Diablo y las brujas. Fotografía de Gianni Molteni
Imagen:
Camminando...: Sasso Malascarpa e Campi solcati

Las extrañas figuras, impresas en la superficie de aquellas rocas, vagamente semejantes a huellas de pisadas de animales de pezuña hendida (cabra, oveja, ciervo, vaca, cerdo, etc.), hace algunos siglos, eran de naturaleza y origen totalmente desconocidos para la gente común, y su presencia en aquel lugar resultaba del todo inexplicable y por ello sumamente inquietante. 


Otro afloramiento de estratos, casi verticales, il Sasso Rigato que forma parte del Monte Prasanto, muy cercanos al Sasso Malascarpa, por cuyo aspecto muralliforme y proximidad, también era considerado como una parte más de la misma fortificación diabólica.
Imagen: Montagnamania

Durante siglos pasados, bajo unas condiciones de vida cotidiana muy duras y azarosas, con un claro predominio de concepciones sobrenaturalistas e ideas mágicas, la población vivía agobiada por sus duras condiciones de vida y por sus amplios temores supersticiosos.
El aspecto amurallado del afloramiento rocoso y la presencia de las figuras con aspecto de huellas de pezuñas animales, se convirtieron en un enigma inquietante que estimuló la imaginación fantástica de muchos de los antiguos habitantes de las localidades de los valles del entorno de il Sasso Malascarpa, que se dedicaron a imaginar causas, condiciones y agentes causales, inventando unas posibles explicaciones comprensibles y creíbles en aquella época, de tipo sobrenaturalista, todas erróneas, que comunicaron a su coetáneos y transmitieron a sus descendientes en forma de narraciones legendarias.


Otro afloramiento de estratos, casi verticales, muy cercanos al Sasso Malascarpa, por cuyo aspecto muralliforme y proximidad, también era considerado como una parte más de la misma fortificación diabólica. Fotografía original de Stekal
Imagen: Conchodon (?) al Sasso Malascarpa

Durante los siglos XVII y XVIII, fuertemente influidos por la ignorancia de la población y de ciertas ideas religiosas, fanáticamente obsesivas, según las cuales el demonio y las brujas eran los culpables de todos los incidentes domésticos, accidentes individuales o colectivos y catástrofes climáticas y meteorológicas, el lugar se relacionó con ciertos tipos de seres maléficos imaginarios, enemigos de las buenas gentes y contrarios a los principios y valores de la religión cristiana, dominante en la moral y muy influyente en la vida social, en la conservadora sociedad de la región lombarda. Se creía en aquella supersticiosa época, que el Diablo, los demonios y las brujas campaban a sus anchas por aquellos parajes remotos y que mensualmente se reunían para celebrar la fiesta infernal del Sabbat en lo más alto de las montañas de la zona, en los tres Corni di Canzo. Nada que deba resultarnos extraño o sorprendente, algo muy común en una época en que la firme creencia en estos seres imaginarios, estaba promovida por la religión y muy arraigada en todas las regiones rurales más aisladas, de la Europa cristiana.


Las brujas y sus vuelos nocturnos, supuestamente realizados sobre diferentes tipos de cabalgaduras animadas, en realidad se trataría de sus demonios tutelares adoptando diversas apariencias, son los personajes más vinculados al Sasso MalascarpaEn esta ilustración se ha representado una gama variada de unas y otras, tal como los imaginaba la fantasía popular de siglos pasados.
Imagen: Flirk

En el aspecto general de aquellos peñascos y en algunos detalles bien visibles de il Sasso Malascarpa, se creyó percibir indicios de la ocurrencia de ciertas intervenciones sobrenaturales, protagonizadas por los tipos de seres malignos antes mencionados. Las explicaciones fantásticas y supersticiosas sobre el Sasso Malascarpa se fueron transmitiendo, de generación a generación, en forma de relatos legendarios.


El Diablo fue el constructor de il Sasso Malascarpa, de Canzo

Durante varios siglos (s XVI-XIX) la mole rocosa del Sasso Malascarpa fue considerada por los sectores sociales menos instruidos y más supersticiosos de la población de aquella zona, como una construcción artificial, de origen sobrehumano y ejecutada por constructores infernales. Tal suposición popular sobre el origen del curioso afloramiento rocoso, se basaba en la evidencia de su curioso aspecto de desaliñada y vieja muralla ruinosa, supuestamente construida con unos enormes bloques de piedra, que a pesar de ser de formas y tamaños irregulares, parecían estar hábilmente equilibrados, perfectamente encajados unos con otros y bien nivelados. La aparente apariencia artificiosa hizo suponer a los lugareños que este conjunto no podían ser una obra de la naturaleza, sino producto del artificio y que por su especial constitución y localización, solamente podía haber sido levantado por unas manos sobrehumanas. Algunos relatos atribuyeron su construcción al mismo Diablo, trabajando en solitario, mientras que otros cuentan que le ayudaron sus demonios. Tales personajes serían quienes habrían dejado impresas las huellas de sus pezuñas sobre los bloques de roca que componen el  Sasso Malascarpa, como testimonio de su presencia y de su autoría, mientras ejercían su actividad de constructores, desplazándose sobre las hiladas de bloques de la muralla que estaban levantando, mientra iban subiendo y encajando aquellos grandes bloques de piedra. 

Otro protagonista de muchas acciones sobrenaturales y de muchos temores supersticiosos de los cristianos, fue el Diablo y también sus demonios. El cristianismo satanizó a diversas divinidades paganas relacionadas con la sexualidad y una de ellas fue Pan, semidiós protector de los pastores y rebaños en la mitología griega, cuya monstruosa imagen híbrida, medio humana y medio caprina, fue asignada al diablo. Faunos y sátiros mitológicos, corrieron la misma suerte. Grabado antiguo representando un sátiro sonando un instrumento musical. Se pueden apreciar que sus pies lucen pezuñas. Ilustración extraída del libro Monstrorum historia de Ulisse Aldrovandi (1642).
Imagen: Pinterest

Por toda Europa han existido bastantes leyendas que atribuían al Diablo la construcción de acueductos y puentes naturales y artificiales, realizados en una sola noche de trabajo, pero son muy escasas las leyendas que atribuían al Diablo la construcción de murallas o muros. Este es uno de esos pocos casos.

A falta de una ilustración del Diablo constructor, ambientada en el Sasso Malascarpa, de Canzo, nos vemos obligados a tener que recurrir a una moderna estatua de bronce representando al diablo segoviano Segodeus. Este personaje sería el supuesto diablo constructor del acueducto romano de Segovia. La figura ha sido colocada recientemente en recuerdo de la popular leyenda segoviana, se ha representado un simpático y orondo diablo que está sosteniendo con un artilugio tecnológico romano, el último bloque de roca que faltaba para completar la construcción del acueducto y así poder cumplir su pacto diabólico. Se cuenta que el hueco correspondiente a ese último bloque, es donde hoy se aloja la imagen de la Virgen de Fuencisla
Además como un toque de humorística modernidad se le ha añadido un teléfono móvil, con el que Segodeus está haciéndose una selfie
Imagen: Nikita B. & Tripadvisor


...Y san Martino fue su destructor

Según contaba una vieja leyenda comasca: Al principio de los tiempos, Dios se vio obligado a compartir el gobierno del mundo con su enemigo el Diablo. Astutamente Dios le cedió al Diablo la propiedad y el gobierno de las zonas montañosas, pues eran las zonas más inhóspitas e improductivas y por lo tanto pobladas con menos cantidad de almas humanas. Pasado mucho tiempo, un día el Diablo se enteró de que había llegado de tierras lejanas un predicador llamado Martino [Martin de Tours] que se había instalados en las tierras más bajas de su reino, logrando convertir al cristianismo a todos los habitantes de aquella zona baja. 
El Diablo, inquieto porque el predicador pudiera venir a desalojarlo de su reino y convertir al cristianismo a sus últimos súbditos montañeses, decidió construir un muro infranqueable  para cerrarle el paso al santo predicador, cuando ascendiera desde las tierras bajas. El Diablo, puso manos a la obra, recogiendo y transportando grandes piedras que iba subiendo y encajando y en una sola noche de trabajo agotador construyó la imponente muraglia del Diavolo, una parte de la cual, es lo que hoy se conserva arruinada y es conocida como il Sasso Malascarpa y otros releves próximos
Pero un buen día, el santo cristianizador Martino, considerando que ya estaba preparado para enfrentarse al Diablo, decidió subir donde residía el Diablo para conquistar las almas de sus desgraciados adoradores. Cuando Martino ascendió de las tierras altas y se topó con el infranqueable muro diabólico quedó indeciso, pero luego le lanzó un potente conjuro de exorcista, reforzado con la ayuda de su cruz, y la gran muralla se desmoronó en un instante y quedó arruinada, tal como se ve hoy día. 
El Diablo huyó para refugiarse en la cima de una montaña cercana donde tenía su residencia, pero allí le estaban esperando un grupo de arcángeles que le dieron una soberana paliza y le rompieron los cuernos en tres fragmentos que cuando cayeron al suelo, brotaron de ellos las tres cimas montañosas que hoy son conocidas como los tres Corni de Canzo. 
Después de realizar esta proeza, el santo predicador fue muy admirado por aquellas gentes paganas, a las que pudo convertir al cristianismo con sus sermones y consejos. Todos los habitantes de aquellos valles que anteriormente veneraban al Diablo, empezaron a venerar a Cristo. Años más tarde, cuando Martino ya estaba muerto y canonizado, los habitantes del lugar, agradecidos por su obra evangelizadora, construyeron una pequeña iglesia, en su honor, dedicada a su veneración personal: Santuario di San Martino (Valmadrera).


Otros argumentos pro-diabólicos, de tipo filológico

Aún existen más argumentos en favor de la autoría del Diablo, como constructor del Sasso Malascarpa. Según la opinión de algunos etnógrafos locales estudiosos del folclore comarcal que han hecho un análisis e interpretación etimologistas del topónimo Sasso Malascarpa, complementados con la influencia que pudieran tener como evidencia las marcas de pezuñas de animales que aparecen estampadas en la roca del Sasso. En primer lugar el posible significado del nombre Malascarpa haría referencia a una clase muy particular de zapato (scarpa) y la identidad de su misterioso y poderoso portador. Según los mencionados estudiosos, el prefijo mala indicaría una vinculación de aquel zapato con el mal o la maldad. Por lo tanto este particular nombre de lugar, señalaría que quién calzaba unos zapatos tan especiales, como para dejar marcas de pezuña bestiales, no podía ser nadie más que el Maligno, es decir, el Diablo. Pues nadie más en el mundo, a parte de las propias cabras, tenía unos pies de aquella forma tan particular como para haber dejado unas marcas caprinas, caballares o vacunas sobre aquella dura y casi vertical superficie rocosa, nadie más que el Diablo podría ser capaz de ascender o descender y pasearse por una superficie rocosa que es casi vertical, sin despeñarse.
De manera coherente con este tipo de creencias supersticiosas, aquellas marcas eran denominadas localmente con nombres tales como: scarpa del Diavolo (zapato del Diablo), passo del Diavolo (pisada del Diablo) o zoccolo del Diavolo (pezuña del Diablo), etc..


Dos de las numerosas marcas cordiformes que aparecen estampadas sobre la superficie de las rocas del Sasso Malascarpa de Canzo que antiguamente, debido a su vago aspecto caprino se atribuyeron al paso del Diablo por aquel lugar. Por efecto de esta creencia supersticiosa los lugareños denominaron este tipo de figuras zoccoli del Diavolo, passo del Diavolo, impronte dil Diavolo, etc.  
Hacia mediados del siglo XIX, los naturalistas ya las habían identificado como figuras, totalmente naturales, causadas por las secciones de los moldes internos y de las pseudoconchas de unos moluscos prehistóricos, a los que denominaron Conchodon,


Continuará... y entonces se tratará sobre
 las brujas del Sasso Malascarpa