Por Heraclio Astudillo Pombo. Universitat de Lleida
Gigantes en las creencias y tradiciones del Próximo Oriente (1)
Los gigantes en la mitología hebrea (1)
Posiblemente, el hallazgo casual de grandes huesos fosilizados y de algún tipo de construcciones ciclópeas, por parte de los antiguos israelitas, antes y durante su largo periplo migratorio de ida y vuelta desde su patria pobre, hasta el esplendoroso Egipto y de retorno hasta alcanzar y conquistar la "Tierra Prometida", fueron dos hechos observados por los antiguos israelitas, en diversas ocasiones y en lugares distintos, durante su largo itinerario de 40 años. Tales observaciones y sus correspondiente interpretaciones míticas debieron suceder en diversos lugares y momentos cronológicos, distribuidos a lo largo del recorrido y del tiempo de su migración.
Tres tipos de elefantes de la antigüedad cuyos restos óseos, fosilizados, dieron origen a creencias míticas y relatos legendarios relacionados con gigantes, en diversos lugares de las costas mediterráneas, orientales.
En medio el Elephas antiquus, a la derecha el E. mnaidriensis y a la izquierda el E. falconeri, dos elefantes insulares enanos.
Imagen: Palaeobiology Research Group
En una primera fase estarían los sucesos del tipo mencionado, sucedidos en las tierras de la antigua Palestina, de donde eran originarios los antiguos hebreos, hasta las del antiguo Egipto, en donde los emigrantes habrían acabado como esclavos. En una segunda fase estarían los sucesos del tipo mencionado, sucedidos durante el tiempo e itinerario de la migración de retorno, realizada en sentido inverso, después de su huida de Egipto, la travesía de territorios enemigos y la conquista de la "tierra prometida".
El hecho de que los hallazgos de grandes huesos fosilizados y de algún tipo de construcciones ciclópeas hubieran sido interpretados míticamente, no plantea ningún problema, pues este tipo de interpretaciones ya había sucedido antes y sucedería más tarde en el seno de otras culturas orientales u occidentales, en circunstancias semejantes y situaciones equivalentes. Como ya se ha dicho en ocasiones anteriores, la falta de conocimientos paleontológicos y de perspectiva regional o global, impedían una interpretación correcta y facilitaban una interpretación incorrecta.
Las interpretaciones míticas y legendarias de antiquísimos hallazgos paleontológicos por parte de los antiguos israelitas, habrían dado origen a breves narraciones mitico-legendarias que, con el paso del tiempo, se habrían trasmitido oralmente de generación en generación, sofisticándose el relato y magnificándose las dimensiones de todo lo relacionado con los gigantes, además de irse extendiendo, geográfica y socialmente, adquiriendo esos relatos legendarios lustre y credibilidad.
"El racimo de la Tierra de Promisión", pintura, al óleo, de Matías de Arteaga y Alfaro (1690-1). Iglesia del Sagrario, Sevilla.
Los exploradores israelitas Josué y Caleb retornan de tierras de gigantes, con un racimo gigantesco robado en una de sus viñas.
Imagen: Josué
Posteriormente, las primitivas narraciones, orales, habrían sido recogidas por escrito, pasando a formar parte de diferentes textos míticos, de tipo fundacional y sagrado, justificativos de los derechos territoriales propios del antiguo "Pueblo de Israel".
Los mitos cosmogónicos hebreos constituyen el primero de los Libro Sagrado de los antiguos israelitas, denominado Libro del Génesis, cuya versión cristiana puede encontrarse y si se quiere consultarse en su capítulo homónimo, dentro de la Biblia cristiana. Si se consulta se puede comprobar que además del antiquísimo mito de la creación divina de todo el universo y del mundo terrenal, en particular, incluida la creación de la raza humana, también se explica el mito del origen de los gigantes, como producto de unas relaciones "raciales y culturales" inapropiadas entre mujeres humanas y unos seres alados de aspecto masculino, y capacidades sobrehumanas.
Pintura en que se representa, artisticamente, el mito de la seducción de una "hija de los hombres" por un ser alado, sobrehumano, "hijo de dios", el fruto de cuya relación sexual, prohibida, serían los gigantes.
Imagen: The Nephilim
Es muy posible que la mentalidad mágica, generalizada, propia de las sociedades de las épocas antiguas, comportase la mitificación de los paradisíacos tiempos edénicos y post-edénicos, desconocidos por su verdadera antigüedad, comportando la magnificación de las dimensiones y capacidades sobrehumanas de las primeras generaciones de seres humanos en una supuesta Edad Dorada, de la primera etapa de la Humanidad. También de otros seres que se suponía que entonces convivieron con ellos y que protagonizaban los relatos míticos más antiguos: los primeros seres humanos, los ángeles, los demonios, los gigantes humanoides, ciertas bestias únicas, raras o extintas, etc., con las que se pretendía explicar la historia de la nación y el origen de los derechos del pueblo de Israel.
Según la antigua mitología hebrea, las primeras generaciones de humanos de la antigüedad, más primordial y por ello más mitificada, habrían vivido en unas condiciones ambientales paradisíacas, en medio de una naturaleza que generaba, en enorme abundancia, sabrosos y nutritivos alimentos y en consecuencia, los humanos de aquellos tiempos amables y benéficos habrían alcanzado alturas mucho mayores y vidas más longevas que las de los humanos comunes, propios de los tiempos posteriores. Estas creencias se justificaban en una teoría muy extendida y compartida por otras muchas culturas, según la cual la naturaleza, a imagen de los seres vivos, pasaba por tres etapas vitales, es decir, envejecía con el paso del tiempo. En consecuencia, desde el principio de la creación del mundo, la vitalidad y fuerza generativa de la naturaleza, habría ido disminuyendo, progresivamente, con el resultado de que la raza humana, como todos los demás seres viviente, habrían ido degenerando, poco a poco, y como consecuencia habría ido disminuyendo en estatura, vigor y longevidad.
Representación pictórica de las supuestas características y condiciones, paradisíacas, del mítico jardín del Edén, donde vivieron las primeras personas creadas por Dios. "Adán y Eva en el Paraíso Terrenal", de Peter Wenzel (1745-1829). Museos del Vaticano
Imagen: El Paraiso
Tres tipos de elefantes de la antigüedad cuyos restos óseos, fosilizados, dieron origen a creencias míticas y relatos legendarios relacionados con gigantes, en diversos lugares de las costas mediterráneas, orientales.
En medio el Elephas antiquus, a la derecha el E. mnaidriensis y a la izquierda el E. falconeri, dos elefantes insulares enanos.
Imagen: Palaeobiology Research Group
En una primera fase estarían los sucesos del tipo mencionado, sucedidos en las tierras de la antigua Palestina, de donde eran originarios los antiguos hebreos, hasta las del antiguo Egipto, en donde los emigrantes habrían acabado como esclavos. En una segunda fase estarían los sucesos del tipo mencionado, sucedidos durante el tiempo e itinerario de la migración de retorno, realizada en sentido inverso, después de su huida de Egipto, la travesía de territorios enemigos y la conquista de la "tierra prometida".
El hecho de que los hallazgos de grandes huesos fosilizados y de algún tipo de construcciones ciclópeas hubieran sido interpretados míticamente, no plantea ningún problema, pues este tipo de interpretaciones ya había sucedido antes y sucedería más tarde en el seno de otras culturas orientales u occidentales, en circunstancias semejantes y situaciones equivalentes. Como ya se ha dicho en ocasiones anteriores, la falta de conocimientos paleontológicos y de perspectiva regional o global, impedían una interpretación correcta y facilitaban una interpretación incorrecta.
Las interpretaciones míticas y legendarias de antiquísimos hallazgos paleontológicos por parte de los antiguos israelitas, habrían dado origen a breves narraciones mitico-legendarias que, con el paso del tiempo, se habrían trasmitido oralmente de generación en generación, sofisticándose el relato y magnificándose las dimensiones de todo lo relacionado con los gigantes, además de irse extendiendo, geográfica y socialmente, adquiriendo esos relatos legendarios lustre y credibilidad.
"El racimo de la Tierra de Promisión", pintura, al óleo, de Matías de Arteaga y Alfaro (1690-1). Iglesia del Sagrario, Sevilla.
Los exploradores israelitas Josué y Caleb retornan de tierras de gigantes, con un racimo gigantesco robado en una de sus viñas.
Imagen: Josué
Posteriormente, las primitivas narraciones, orales, habrían sido recogidas por escrito, pasando a formar parte de diferentes textos míticos, de tipo fundacional y sagrado, justificativos de los derechos territoriales propios del antiguo "Pueblo de Israel".
Los mitos cosmogónicos hebreos constituyen el primero de los Libro Sagrado de los antiguos israelitas, denominado Libro del Génesis, cuya versión cristiana puede encontrarse y si se quiere consultarse en su capítulo homónimo, dentro de la Biblia cristiana. Si se consulta se puede comprobar que además del antiquísimo mito de la creación divina de todo el universo y del mundo terrenal, en particular, incluida la creación de la raza humana, también se explica el mito del origen de los gigantes, como producto de unas relaciones "raciales y culturales" inapropiadas entre mujeres humanas y unos seres alados de aspecto masculino, y capacidades sobrehumanas.
Pintura en que se representa, artisticamente, el mito de la seducción de una "hija de los hombres" por un ser alado, sobrehumano, "hijo de dios", el fruto de cuya relación sexual, prohibida, serían los gigantes.
Imagen: The Nephilim
Es muy posible que la mentalidad mágica, generalizada, propia de las sociedades de las épocas antiguas, comportase la mitificación de los paradisíacos tiempos edénicos y post-edénicos, desconocidos por su verdadera antigüedad, comportando la magnificación de las dimensiones y capacidades sobrehumanas de las primeras generaciones de seres humanos en una supuesta Edad Dorada, de la primera etapa de la Humanidad. También de otros seres que se suponía que entonces convivieron con ellos y que protagonizaban los relatos míticos más antiguos: los primeros seres humanos, los ángeles, los demonios, los gigantes humanoides, ciertas bestias únicas, raras o extintas, etc., con las que se pretendía explicar la historia de la nación y el origen de los derechos del pueblo de Israel.
Según la antigua mitología hebrea, las primeras generaciones de humanos de la antigüedad, más primordial y por ello más mitificada, habrían vivido en unas condiciones ambientales paradisíacas, en medio de una naturaleza que generaba, en enorme abundancia, sabrosos y nutritivos alimentos y en consecuencia, los humanos de aquellos tiempos amables y benéficos habrían alcanzado alturas mucho mayores y vidas más longevas que las de los humanos comunes, propios de los tiempos posteriores. Estas creencias se justificaban en una teoría muy extendida y compartida por otras muchas culturas, según la cual la naturaleza, a imagen de los seres vivos, pasaba por tres etapas vitales, es decir, envejecía con el paso del tiempo. En consecuencia, desde el principio de la creación del mundo, la vitalidad y fuerza generativa de la naturaleza, habría ido disminuyendo, progresivamente, con el resultado de que la raza humana, como todos los demás seres viviente, habrían ido degenerando, poco a poco, y como consecuencia habría ido disminuyendo en estatura, vigor y longevidad.
Representación pictórica de las supuestas características y condiciones, paradisíacas, del mítico jardín del Edén, donde vivieron las primeras personas creadas por Dios. "Adán y Eva en el Paraíso Terrenal", de Peter Wenzel (1745-1829). Museos del Vaticano
Imagen: El Paraiso
Según ciertas fuentes mitológicas, hebreas, basadas en el ideal e imaginativo "principio de las edades de la naturaleza", Adán habría medido 4,5 m. de altura y Noé 3,6 m. Por consiguiente, si se compara al padre de la humanidad y al de Israel, con la gente 'moderna', común que puede alcanzar solo 1,8 m., de altura, es evidente que las primeras generaciones humanas habrían pertenecido a unas antiguas razas de gigantes. Según estas creencias míticas, la raza humana habría ido menguando, progresivamente, con el paso de los siglos, respecto de aquellos que fueron los primeros pobladores humanos de la Tierra, en los inicios de la historia humana.
Además, en concordancia con las dimensiones mastodónticas de los personajes más antiguos de la humanidad, las mismas fuentes míticas decían que Adán habría vivido hasta los 930 años, que Matusalén había alcanzado los 969 años y que Noé murió a los 950 años...
Gráfico moderno, realizado para poner en evidencia la gran estatura de los hombres antiguos, en comparación con la de los actuales-
Además, en concordancia con las dimensiones mastodónticas de los personajes más antiguos de la humanidad, las mismas fuentes míticas decían que Adán habría vivido hasta los 930 años, que Matusalén había alcanzado los 969 años y que Noé murió a los 950 años...
Gráfico moderno, realizado para poner en evidencia la gran estatura de los hombres antiguos, en comparación con la de los actuales-
Imagen: biblical studies
Los gigantes en La Biblia.
La Biblia cristiana, es una herencia hebrea, lógica y natural, en una religión surgida a partir de una secta judáica, "El Libro de los libros" de los cristianos recoge las mismas narraciones que contenían los libros sagrados de los hebreos que recogían los mitos de los israelitas.
En el Libro del Génesis, capitulo 6, versículo 4 dice:
En el Libro del Génesis, capitulo 6, versículo 4 dice:
"Por aquel entonces había nefalim o nefilim (nombre de una raza de gigantes) en la Tierra, y también los hubo después de que los hijos de Dios se unieran a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos: éstos fueron los gibborim, una raza de superhombres que fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos. "
El relato bíblico, algunos versículos más adelante, sugiere que los "gigantes antediluvianos", al igual que otros seres, humanos y animales de aquello tiempos antiguos, considerados indeseables por su gran impiedad o por su enorme maldad, fueron exterminados por las aguas purificadoras del Diluvio Universal que envió Yavé para hacer desaparecer sus razas de la faz de la Tierra, al quedar todo el mundo cubierto por las aguas.
Grabado de Gustave Doré, representando una dramática escena del Diluvio, en la que un grupo de desesperados intentan encaramarse sobre una solitaria peña, aún no cubierta por las aguas diluviales
Grabado de Gustave Doré, representando una dramática escena del Diluvio, en la que un grupo de desesperados intentan encaramarse sobre una solitaria peña, aún no cubierta por las aguas diluviales
- Sabiduría 4.6: "Así también, al comienzo, cuando murieron los orgullosos gigantes, la esperanza del mundo se refugió en una balsa (el Arca de Noé) que, conducida por tu mano (la de Yahvé), dejó al mundo la semilla de una nueva humanidad".
Los gigantes que sobrevivieron al Diluvio Universal (1)
Pero parece ser que, a pesar de los catastróficos efectos del Diluvio Universal, no se acabó totalmente la estirpe de los gigantes, pues según otros relatos recogidos por el Antiguo Testamento, se hace evidente que existieron diversos "gigantes postdiluvianos". Pues aparecen protagonizando diversos episodios, más o menos, memorables para los israelitas de aquellos lejanos tiempos, los cuales los situaron habitando en lugares diversos del Oriente Próximo, por los que ellos pasaron de camino hacia la Tierra Prometida, despues de la Huida de Egipto.
Aquellos "gigantes postdiluvianos", excepcionales, sobrevivientes al castigo divino aparecen citados en distintos libros antiguos, de los que, en conjunto, componen la Sagrada Biblia, tales libros y pasajes, en los que se menciona a los gigantes postdiluvianos, son los siguientes:
Gráfico moderno, realizado a partir de las descripciones de diversos autores antiguos, con finalidad comparativa. De izquierda a derecha: un chico judío, antiguo, normal; el gigante Goliat (según los datos recogidos en la Septuaginta, los Rollos del Mar Muerto y Josefo), el gigante Goliat (según los datos recogidos en Símaco, la Vulgata, y el Texto Masorético) y Og, el rey gigante del reino de Bashán
Imagen: remain of giants
Los gigantes que sobrevivieron al Diluvio Universal (1)
Pero parece ser que, a pesar de los catastróficos efectos del Diluvio Universal, no se acabó totalmente la estirpe de los gigantes, pues según otros relatos recogidos por el Antiguo Testamento, se hace evidente que existieron diversos "gigantes postdiluvianos". Pues aparecen protagonizando diversos episodios, más o menos, memorables para los israelitas de aquellos lejanos tiempos, los cuales los situaron habitando en lugares diversos del Oriente Próximo, por los que ellos pasaron de camino hacia la Tierra Prometida, despues de la Huida de Egipto.
Aquellos "gigantes postdiluvianos", excepcionales, sobrevivientes al castigo divino aparecen citados en distintos libros antiguos, de los que, en conjunto, componen la Sagrada Biblia, tales libros y pasajes, en los que se menciona a los gigantes postdiluvianos, son los siguientes:
Gráfico moderno, realizado a partir de las descripciones de diversos autores antiguos, con finalidad comparativa. De izquierda a derecha: un chico judío, antiguo, normal; el gigante Goliat (según los datos recogidos en la Septuaginta, los Rollos del Mar Muerto y Josefo), el gigante Goliat (según los datos recogidos en Símaco, la Vulgata, y el Texto Masorético) y Og, el rey gigante del reino de Bashán
Imagen: remain of giants
- Génesis 14.5: "En el año decimocuarto vino Quedorlaomer con los reyes que estaban de su parte y derrotaron a los refaítas (nombre de una raza de gigantes) en Astarot Karnaim, a los zuzitas (nombre de una raza de gigantes) en Ham, a los emitas (nombre de una raza de gigantes) en Save-quiriataim."
Números 13.33: Cuando Moisés envió espías a la tierra de Canaán, regresaron con la noticia de que allí habitaban gigantes: "Vimos allí nefilim (nombre de una raza de gigantes), de la estirpe de Anac, (ancestro de los anakim, una raza de gigantes). En comparación con ellos, a nuestro parecer, nosotros éramos como langostas, y así les parecíamos nosotros a ellos."
Continuará