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viernes, 11 de diciembre de 2020

Folclore paleontológico italiano (14)

Heraclio Astudillo-Pombo. Universitat de Lleida

Interpretaciones, creencias, relatos legendarios y usos populares de algunos fósiles en las regiones alpinas y pre-alpinas italianas (4)

Determinadas secciones de los moldes internos y externos de ciertos bivalvos megalodóntidos, fueron los fósiles que en la antigüedad hicieron volar la imaginación de los montañeses del norte de Italia (4)

Marcas de pisadas de vaca, de buey, de asno, de caballo, de mula, de cabra, de ciervo y también de Jesús, de la Virgen y del diablo, sobre las rocas triásicas de los Alpes y Prealpes italianos (IV)

Restos fósiles de megalodóntidos triásicos, interpretaciones fabulosas y relatos legendarios, en el norte de Italia (3)

Leyendas de motivación paleontológica en la Región de Lombardía (3)

Interpretaciones fabulosas y relatos legendarios en localidades de la prov. de Como, Reg. de Lombardía (3)


La muralla de il Sasso Malascarpa, construida por el Diablo, que las brujas transformadas en cabras o cabalgando caballos salvajes o machos cabríos, usaban como trampolín para atajar camino y llegar volando hasta las montañas de los Corni di Canzo, para celebrar allí el Sabbat. Municipio de Canzo, prov. de Como (Segunda parte)


Introducción

Il Sasso Malascarpa, a primera vista y desde la distancia, se asemeja a una especie de muro construido con grandes piedras, sobre una ladera y cresta montañosa que en alguna zona parece coronado por unas figuras que asemejan corpachones de gigantes deformes que vigilan el lugar, cuando se mira de cerca, se ve que son simple bloques de piedra de formas curiosas. 

Aspecto de la zona inferior izquierda del afloramiento del estrato calizo, denominado il Sasso Malascarpa, visto por su lado meridional, yendo en dirección a las tres cimas denominadas Corni di Canzo. El conjunto rocoso, observado desde una cierta distancia, muestra su innegable semejanza con una muralla ciclópea, en ruinas. Fotografía original de Sergio Scanzioli.
Imagen: Obiettivo Orobie

Cuando alguien ha buscado algún sentido o explicación de utilidad a esta muralla, teniendo en cuenta su situación aislada y lejos de cualquier núcleo humano habitado, antiguamente o modernamente, parecería que nunca habría tenido alguna utilidad estratégica, de uso militar, pero tampoco se le ve una organización estructural que permita suponer alguna utilidad residencial. Puestos a especular fabulosamente, tal vez podría tratarse de una construcción levantada con una función puramente monumental, quizá creada para que sirviera de señal visual y recordatorio del poder de su propietario y constructor, pues dada su posición elevada, su extensión, altura y coloración grisácea de tonalidad blanquecina, su figura destaca muy claramente en el paisaje montañoso y resulta bien visible desde desde diversos lugares, bastante alejados.


Vista panorámica tomada desde las proximidades de il Sasso Malascarpa, en sentido norte. Se han señalado las principales cimas. En el lado derecho de la imagen, aparecen los tres Corni di Canzo, lugares asociados por la fantasía popular y la tradición local, con reuniones del Diablo y las brujas.
Imagen: Renato Magni: Sasso Malascarpa anello

Antiguamente, en las tradiciones populares, existieron ciertas tendencias sociales prejuiciosas, según las cuales se tendían a relacionar ciertas formas naturales del paisaje, particularmente raras, por su extraña forma, su origen desconocido y su inexplicable función, con determinados personajes míticos negativos y peligrosos, como eran los demonios, el diablo o las brujas. En este caso particular, según la opinión de algunos lingüistas, el nombre  del lugar señalaría al Diablo, los demonios o las brujas como responsables de su existencia o en relación a algunas características particulares, de este elemento singular del paisaje, como eran las raras marcas indelebles que presentaba dispersas por toda su superficie.

Una vista de la Foresta dei Corni di Canzo en la que Il Sasso Malascarpa, aparece situado casi en el centro de la imagen, como un afloramiento de roca pelada, formando parte de una pequeña cresta montañosa. Por su extraño aspecto fue considerado por la fantasía popular como un trampolín aéreo, usado por las brujas y el Diablo. Algo más lejos, y a mayor altitud, aparecen dos cimas, corresponden a il Corno di Canzo Centrale (izqda.) y il Corno di Canzo Orientale (ctro), supuestos lugares de concentración de brujas para la celebración del Sabbat.

Buscando información en Internet, se han podido hallar y recopilar una serie de relatos populares, de tipo legendario, más o menos similares entre sí, asociados a este curioso elemento geológico con aspecto de fragmento de muralla.
En la mayoría de los casos las interpretaciones populares del murallón y de las sorprendentes marcas en forma de pezuña animal, estaban sustentadas sobre una doble base argumental justificativa. Una era de tipo onomástico, se basaba en el extraño nombre del lugar o topónimo y la otra era de tipo mítico y folclórico, los causantes eran ciertos personajes maléficos y sus actividades y capacidades sobrehumanas. Esta serie de relatos populares, de tipo legendario, parecen haber servido convincentemente, durante varias generaciones anteriores para explicar el origen de este singular elemento paisajístico o/y justificar la presencia de las curiosas marcas que muestran las superficies de sus aparentes e imaginarios bloques ciclópeos, de piedra caliza.

Los grandes bloques de roca caliza que parecen constituir el imaginario muro diabólico, muestran marcas de figura extraña sobre la superficie de la piedra. Su interpretación fabulosa dio origen a leyendas protagonizadas por seres fabulosos temibles: diablos y brujas
Imagen: Un, due, trek

El primer grupo de interpretaciones y explicaciones legendarias está caracterizado por estar protagonizadas únicamente por la presencia y actividad constructora y marcadora del Diablo y sus demonios y por no hacer ninguna referencia a las brujas, ni a sus caballos trepadores, ni a sus cabras voladoras. Este tipo de interpretaciones legendarias de il Sasso Malascarpa, existente en el término de Canzo, empezó a desarrollarse al final de la entrada anterior, que también estuvo dedicada a este singular lugar, que desde hace siglos ha resultado ser un hito paisajístico emblemático, entrada que fue publicada el 20 de julio de 2020

Escultura de un demonio sosteniendo y encajando un bloque de piedra, en uno de los pilares del llamado Puente del Diablo, en Cahors (Francia). Esta figura fue hecha esculpir por el arquitecto Paul Gout que era el responsable de las obras de  restauración del puente, realizadas en 1879. Con ella se hace alusión a la antigua leyenda popular relativa a su construcción diabólica. Es una lástima que esta figura demoniaca no tenga  pies con pezuñas, sino pies de aspecto humano.
Imagen: The devil's bridge of Cahors

Existe un segundo grupo de leyendas populares inspiradas por la posible etimología de la palabra "malascarpa", por el aspecto muralliforme de las peñas de il Sasso Malascarpa y por las figuras visibles en la superficie de las rocas, imaginadas como marcas de pezuñas de seres infernales. Está formado por una serie de relatos populares de tipo etiológico o explicativo, coprotagonizados por el Diablo y por su grupo de brujas seguidoras, cabalgando sobre diversos tipos de animales salvajes o domésticos, cabalgaduras que, en realidad, eran demonios con apariencia animal, usados por las brujas como medio de transporte terrestre y aéreo, para acudir y regresar, desde sus localidades originarias, al lugar de celebracuón del sabbat o aquelarre.

En esta imagen, resulta visible en el cuarto inferior izquierdo, casi en primer término, un fragmento de il Sasso Malascarpa, con su característico aspecto de vieja muralla derruida. Por encima y por detrás, alineadas en el plano medio, se ven las tres cimas llamadas Corni di Canzo, lugares donde se decía que se reunían las brujas con el Diablo, en las noches del Sabbat. Fotografía original de Davide Pitto 
Imagen: Luoghi da sogno


Marcas dejadas por los pies de los constructores  diabólicos de il Sasso Malascarpa

Según la opinión de algunos estudiosos de las tradiciones lombardas locales y de la cultura popular del norte de Italia, supuestamente, buenos conocedores de la interpretación del significado de la etimología toponímica y del dialecto lombardo local, resultaría que la denominación italiana Sasso Malascarpa sería el resultado de una adaptación distorsionada del nombre primitivo de aquella peña, que en el dialecto lombardo se denomina: Sass de la Mascarpa
Según la opinión de estos mismos estudiosos, etimológicamente, la palabra Mascarpa derivaría del término lombardo mascha (pronunciado masca) con el significado de mancha, impronta o figura estampada, relacionado con las formas estampadas que presenta aquella peña. 

Aspecto caprino de dos de las muchas marcas, en relieve positivo, visibles en la superficie de las rocas de la base de il Sasso Malascarpa. Los dedos de la mano que aparece en la parte inferior permite hacerse una idea aproximada del tamaño de las supuestas pezuñas que habían dejado estas marcas. 


Por tanto, según esta interpretación, el nombre del elemento topográfico considerado, estaría relacionado con la presencia de las curiosas figuras que aparecen estampadas sobre la superficie de sus rocas, reconocidas como formas semejantes a pezuñas de ciertas clases de animales

Además esta idea de base filológica e iconográfica, estaría reforzada o confirmada por la existencia de varios relatos populares, de tipo legendario, protagonizados por ciertas clase de seres infernales dotados de pezuñas, es decir el Diablo o/y sus demonios, los cuales eran capaces de trepar por la superficie, casi vertical, de aquella muralla, para subir cargando sobre sus espaldas los pesados bloques de roca y luego irlos distribuyendo y colocándolos. es sus lugares correspondientes, dejando estampadas las marcas de las pezuñas de sus pies, mientras trabajaban en la construcción de aquella obra.

Como no se dispone de ilustraciones de demonios o diablos constructores, cargando piedras, relativas al Sasso Malascarpa, se ha tenido que recurrir a un caso muy distinto, pero similar en cuanto al tipo de trabajo realizado y el material utilizado. 
En esta imagen que es un detalle ilustrativo existente en una de las 4 hojas que componen un gran mapa de Suiza, ilustrado con diferentes escenas referentes a sucesos históricos y hechos legendarios que se titula Nova Helvetiae Tabula Geographica, que fue diseñado por Johann Jakob Scheuchzer y dibujado e ilustrado por Johann Melchior Füssli. Se publicó en 1712, en Zúrich, por los impresores Emanuel Schalch & Johann Heinrich Huber 
Arriba, a la derecha, se muestra al Diablo cargando un enorme bloque de roca, sobre sus espaldas, dirigiéndose enfurecido a destruir el puente que aparece a la izquierda (Teufelsbrücke o puente del Diablo) y que él mismo había construido la noche anterior, a cambio del alma del primer viandante, pero los aldeanos hicieron pasar una cabra. Una anciana, con una cruz, se interpuso en su camino, poniéndolo en fuga, evitando que pudiera llevar a cabo sus maléficos planes y perjudicar a los humanos que lo podrían utilizar, a diario, para llegar hasta el Paso de san Gotardo y comerciar con Italia con más facilidad que antes de su construcción.
Imagen: Wikimedia


Relatos legendarios coprotagonizados por el Demonio, las brujas, los caballos o las cabras salvajes. 

Este investigador ha podido hallar un grupo de relatos explicativos populares, de tipo legendarios asociados a este elemento geológico y topográfico que siguen estando sustentados sobre una base de tipo toponomástico, mítico y folclórico, pero que a diferencia de los anteriores se caracterizan por estar coprotagonizados por una serie de personajes y animales fabulosos, como son el Diablo, las brujas maléficas y ciertos animales extraordinarios como son caballos y cabras salvajes, capaces de escalar paredones y volar. 

Según la opinión de algunos estudiosos de las tradiciones legendarias locales y de la cultura popular del norte de Italia que, supuestamente, son buenos conocedores de la etimología toponímica y del dialecto lombardo local, resultaría ser que la actual denominación italiana: Sasso Malascarpa usada para referirse al singular elemento geológico, sería el resultado de una adaptación distorsionada del auténtico nombre autóctono de aquella peña, que  se denominarí Sass de la Mascarpa, en el dialecto lombardo comasco
Según la opinión de los estudiosos antes mencionados, la palabra Mascarpa derivaría del término lombardo masca (bruja). Por tanto, tal elemento mítico y topográfico estaría relacionado culturalmente con las brujas y/o con la brujería. Además, esta idea fundamentada sobre la lingüística y la etimología, estaría confirmada por la literatura oral, ya que existen varios relatos populares, de tipo legendario, asociados a esos peñascos que están protagonizados por brujas, denominadas masca/masque, en el dialecto comasco o stregha/streghe, en idioma italiano.

Ilustración representando uno de los supuestos vuelos nocturnos de las brujas, cabalgando sobre diversos seres y objetos, según las descripciones de los relatos fabulosos populares.
Ilustración de Bernard Zuber para “La vida execrable de Guillemette Babin, bruja” novela histórica de Maurice Garçon, publicada en 1926.

El particular nombre de esta singular peña lombarda, con toda la mitología demoniaca y brujeril que le ha sido asociada por la fantasía popular y por la imaginación de ciertos lingüistas, sería un buen ejemplo de todos los tipos de influencias culturales, que a lo largo de la historia, los fósiles han ido inspirando en la población de infinidad de lugares, dispersos por toda Europa.
En este caso particular, la denominación aplicada a un elemento paisajístico singular, por su aspecto aparente de muralla ruinosa, formada por la aparente acumulación ordenada de bloques de piedra caliza gigantescos, marcados con unas señales de formas y orígenes inquietantes.


Marcas dejadas por las cabalgatas nocturnas de las brujas sobre unos extraordinarios caballos diabólicos

En esos relatos se afirma que ciertas marcas en forma de huella de pezuña de caballo que aparecen estampadas sobre la superficie de algunas de las rocas de il Sass de la Mascarpa, aunque en realidad son muy poco numerosas, eran el resultado del paso por el lugar de unos caballos salvajes, con capacidad trepadora o voladora, que montaban las brujas. 

Aspecto de las marcas que cubren la superficie de algunas calizas triásicas de la zona. Arriba, a la izquierda, una de las de mayor tamaño, supuestamente la huella dejada por la pisada de la pezuña de uno de los caballos montados por las brujas.
Pero como es evidente, esta interpretación legendaria parece haber obviado las demás "huellas de pezuñas" más pequeñas, de aspecto caprino, porcino o cervino... En realidad, todas ellas corresponden a secciones transversales de conchas bivalvas de de moluscos del género Conchodon, de diferentes dimensiones y edades. Foto de Milo Manica
Imagen: Flickr

Tal cosa sucedía, cuando desde diversas localidades del fondo de los valles vecinos, ascendían las brujas para reunirse con el Diablo, en la cima de una montaña próxima, de las tres que constituyen los llamados Corni di Canzo (Cuernos de Canzo). Tal cosa sucedía, ciertas noches de luna llena en las que las brujas acudían para realizar sus concentraciones festivas, nocturna, cuando celebraban el sabbat, presidido por el Diablo.
Según contaba el relato popular, al anochecer del día en que las brujas celebraban su reunión festiva nocturna o sabbat, coincidiendo con el primer día de luna llena, las brujas ascendían por la ladera de la montaña, desde varias localidades del fondo del valle, iban montadas sobre sus infernales cabalgaduras. 


Cabalgata aérea de brujas, surcando el cielo a lomos de unos portentosos caballos voladores, dirigiéndose hacia el lugar de reunión, para celebrar su diabólica fiesta del Sabbat, bajo la dirección de Satanás y con la participación de sus demonios. 
Imagen de producción propia, obtenida por modificación de otra muy semejante, en la que se ha suprimido una parte inconveniente e innecesaria. 

Cuando estaban cercanas al Sass de la Mascarpa, las brujas, por pura diversión o como demostración de su poder sobrehumano, espoleaban y jaleaban a sus caballos que se lanzaban, a la carrera, contra las paredes casi verticales de aquella muralla, consiguiendo superarla con una prodigiosa facilidad y con una velocidad vertiginosa, gracias a la diabólica capacidad de sus caballos. Era en esas ocasiones cuando las huellas de los cascos de los caballos que cabalgaban quedaban estampadas sobre la superficie de la piedra, como testimonio de su hazaña diabólica.


Marcas dejadas por las brujas, transformadas en un rebaño de cabras conducido por un cabrón diabóloico

La trama y desarrollo de estos relatos es muy semejante a la de los citados y resumidos anteriormente, pero existen dos diferencias importes. La primera consiste en que las marcas que son visibles sobre las paredes rocosas de il Sass de la Mascarpa, no tendrían forma de huella de pezuñas de caballo, sino de de pezuñas de cabra montesa. La segunda diferencia consiste en que quienes ascendían en alocada carrera, ladera arriba, no eran un grupo de caballos diabólicos montados por brujas, sino que eran las mismas brujas transformadas en cabras montesas, formando un enloquecido rebaño diabólico que era guiado por el mismo Diablo, en persona, transformad en un enorme macho cabrío. 

Lámina zoológica representando un grupo de ejemplares de diversas edades y sexos de cabra montesa de los Alpes o íbice (Capra ibex). Se puede apreciar muy fácilmente el dimorfismo sexual existente en esta especie, los machos con grandes cornamentas, más corpulentos y musculosos, mientras que las hembras son todo lo contrario.
Grabado de G. Madsen, titulado "Alpensteinbock" (cabra montesa de los Alpes) de 1890.
Imagen:
eBay

Cuando el infernal rebaño llegaba, a gran velocidad, al lugar donde se hallaba la muralla de il Sasso Malascarpa que les cortaba el paso, las cabras conseguían superar aquel obstáculo con toda facilidad, ascendiendo sobre sus empinadas paredes, casi verticales, mientras iban dejando estampadas sobre la roca las huellas de sus pezuñas, a su paso.
Luego, el diabólico rebaño caprino continuaba su itinerario, orientando sus pasos hacia la cima de un monte próximo, en donde, se congregaban en festivo concilio con el Diablo y sus demonios. Allí se dedicaban cantar, bailar, fornicar y a enumerar y vanagloriarse de sus hazañas maléficas más recientes y a programar maldades que debían ejecutar en los próximos días, antes de su siguiente sabbat.

Abajo, en primer término un fragmento de il Sasso Malascarpa, con su característico aspecto de vieja muralla derruida, detrás, en el plano medio, se ven dos de las tres cimas o "cuernos" conocidos como Corni di Canzo, son el C. centrale y el C, orientale, supuestos lugares de reunión de las brujas con el Diablo, en las noches de luna llena del Sabbat. Fotografía original de Davide Pitto
Imagen:
Luoghi da sogno



Marcas dejadas por las pezuñas de unos prodigiosos machos cabríos voladores  

Se ha hallado otra narración legendaria de bases toponomástica, mítica y fabulosasegún la cual el nombre del elemento paisajístico derivaría de luna palabra lombarda referente el al macho de la cabra: masche de cavra (ital. maschio di capra o caprone). Pues según la creencia y los relatos populares, algunas brujas acudían a sus reuniones del sabbat montadas sobre el lomo de unos enormes machos cabríos. Estas extrañas cabalgaduras eran capaces de sobrevolar el territorio, transportando a las brujas desde sus lugares de origen hasta el lugar de reunión con el Diablo, sin importar lo lejano que fuese el viaje o áspero el camino. 

Estos animales prodigiosos, en realidad, eran sus demonios tutelares, asignados por el propio Diablo, a cada una de las brujas que estaban a su servicio, que podían transformarse en animales cuando les convenía a ellos o a sus amas. 
En algunos lugares, antaño, se denominaba a las marcas con aspecto de huella caprina, con el descriptivo nombre de zoccolo di caprone, es decir, pezuña de cabrón o macho cabrío.

Ilustración xilográfica antigua representando a una bruja, cabalgando sobre un animal de aspecto caprino, en medio de una nube, en realidad, su cabalgadura aérea es su 
demonio tutelar, transformado en cabra montesa y transportando a su bruja tutelada. En este grabado aparecen envueltos en una nube y sobrevolando un campo de cereal. Esta imagen representa una creencia antigua muy extendida, según la cual las brujas podían conducir las tormentas más destructivas hacia los lugares o personas donde ellas deseaban causar graves perjuicios. Tormentas productoras de vientos huracanados, rayos incendiarios o granizo triturador, arrasando construcciones o lugares productivos, para perjudicar a los propietarios.
Imagen: MACBA


Las causas paleontológica, geográfica y religiosa de tanta fantasía

El verdadero motivo que ha inspirado la gran cantidad y cierta diversidad de interpretaciones fabulosas, todas de tipo legendario, que han sido expuestas en los párrafos anteriores, fue la presencia de las extrañas marcas acorazonadas o apezuñadas que eran visibles en la superficie de los bloques de roca constituyentes de aquella peña con aspecto de fragmento de antigua muralla arruinada.
Pues aunque, en realidad, se trataba de las secciones de los moldes internos y de las pseudoconchas de un tipo de moluscos bivalvos, prehistóricos, del género Conchodon, su particular aspecto, solamente podía servir para confundir a aquellas supersticiosas gentes montañesas, poco ilustradas, que vivían en zonas aisladas, en invierno, y mal comunicadas el resto del año, de cultura fundamentalmente ganadera. 
 Aquellas figuras les recordaban la forma de la huella dejada por la pisada de un caballo, de un buey, de una cabra montesa o de un macho cabrío. De ninguna manera podían imaginarse que aquellas formas tan semejantes a una pisada de animal terrestre, pudieran relacionarse con un animal marino que había vivido en un antiguo mar, existente en aquel lugar, millones de años atrás.

Diferentes aspecto del molde interno formado por el relleno de sedimento o depósito mineral dentro de la cavidad interna de una concha bivalva de Conchodon, según diferentes puntos de vista. Sus secciones transversales, incluidas en la roca caliza, darían lugar a diversas figuras, las cuales habitualmente fueron interpretadas de forma fabulosa, dando lugar a diversas leyendas. Ilustración de un libro del s. XIX.
Imagen: Abhandlungen der Geologischen Bundesanstalt (1892)

También sabían por sus propias vivencias y observaciones cotidianas, que ninguna pezuña de cualquier clase de animal "normal", nunca sería capaz de marcar la dura superficie de la roca caliza de aquella peña. Por tanto había que pensar que los probables causantes no podían ser ningún tipo de animal de pezuña "normal".
En los alrededores, había y aún se conservan varios conventos monásticos, santuarios y eremitorios (santuario di San Miro al Monte, eremo di San Miro al Monte, santuario di San Martino, chiesa di santo Stefano, convento di S. Francesco, cappella di San Michele Arcangelo), cuyos ocupantes obsesionados con el poder e influencias de "El Maligno" y sus servidores infernales y terrenales, quizás tuviesen alguna influencia notable sobre la imaginación y las concepciones del mundo natural de los lugareños, induciendo la aplicación de interpretaciones sobrenaturalistas y fantásticas a muchos de los fenómenos naturales existentes en su entorno cotidiano.

Antiguamente, todos los habitantes de la comarca sabían por la abundante formación e información religiosa recibida desde su infancia que solamente un ser como era el Diablo y sus demonios, poseían unos pies con esa forma bestial tan característica. Que solamente ellos, debido a sus capacidades sobrehumanas, eran capaces de volar por los aires o trepar por superficies verticales. Esta mentalidad supersticiosa, corriente antiguamente, explicaría por qué, hace 100 o 200 años, aún había habitantes de la comarca que estaban convencidos de que el mismo Diablo había levantado aquella muralla y que él y sus demonios habían estado pateando las rocas de aquel lugar, en el que había dejado impresos esos rastros de pisadas bestiales. Otros ampliaban el espectro causal e incluían a las brujas y sus demonios tutelares con forma de caballos salvajes o machos cabríos como autores probables. La ignorancia causada por el aislamiento y la falta de información científica, unidas a la superstición religiosa, favoreció interpretaciones fantásticas de los tipos mencionados.

Aspecto de una de las zonas más características del "muraglione", con sus enormes bloques de piedra apilados. Su situación en un punto culminante del terreno y su proximidad a las tres cimas denominadas Corni di Canzo, lugar de aquelarres, hicieron que se le interpretase como una muralla del Diablo, obra de demonios, o como un trampolín de brujas y demonios para alzar el vuelo...
Imagen:
 Brianza web

La forma misma de la peña de il Sasso, que aparece una muralla rocosa, construida con enormes bloques ciclópeos, habría sugerido la intervención de alguna fuerza oscura y poderosa en su construcción... y que personaje popular podía resultar más apropiado para atribuirle la autoría que el mismísimo Diablo. Incluso las extrañas figuras en forma de huellas que presenta estampadas, incisas o en relieve las rocas, causadas por la sección del conjunto de las dos valvas que forman la concha de los numerosos moluscos fósiles, del género Conchodon o Conchodus, las cuales miradas sin prejuicios previos proporcionan unas figuras en forma de corazón, cuando fueron miradas con prejuicios supersticiosos fueron interpretadas como huellas dejadas por los cascos de los caballos salvajes que montaban las brujas que, según los rumores populares, solían lanzarse a la carrera diabólica sobre las paredes de aquella muralla, cuando desde diversas localidades del fondo de los valles ascendían para acudir a reunirse en sus concentraciones nocturna sabatinas, presididas por el Diablo. Según otro rumores populares las marcas habrían sido impresas por las pezuñas de los macho cabríos.


Desmitificando la etimología quizás forzada o demasiado imaginativa

Según la opinión de algunos otros investigadores, tal vez el término "mascarpa" no tenga nada que ver con brujas, zapatos diabólicos, cabrones voladores o manchas misteriosas, sino con algo mucho más humilde, cotidiano y artesanal, ya que podría estar relacionado con la producción de la "maschèrpa", que en el dialecto comasco se pronuncia "masquerpa" y que también se conoce en italiano como "mascarpa"
Se trata de un tipo de requesón elaborado con el suero de la leche de cabra, remanente de la producción de queso. Es un producto típico del aprovechamiento ganadero de los pastos de alta montaña, en la región de Lombardía. 

Recipientes modernos, recién llenos de mascherpa alpina, compactada y a punto para su distribución y comercialización. A pesar de haber sido compactada se puede observar su textura grosera.
Tal vez, el nombre de la mítica peña es el resultado de haberse aplicado la analogía, al comparar el aspecto de la peña cuarteada, con la apariencia tronco-cónica y cuarteada del producto lácteo, recién volcado del molde usado para su moldeado y consolidación.
En este caso, la intervención sobrenatural quizás tendría algo que ver con el fenómeno del cuajado de la leche o del suero sobrante, al aplicarles calor y alguna clase cuajo natural, un fenómeno de causa incomprensible en la antigüedad remota. Quizás antiguamente podría haberse recurrido a la explicación mágica para justificar la transformación de la leche en queso y del suero en requesón.


Fuentes

- Anónimo. Il sasso Malascarpa (Canzo): Riserva Naturale parziale di interesse geomorfologico e paesistico. Triangolo Lariano
- Anónimo. Un Triangolo da Scoprire: Il Sasso Malascarpa. La muraglia di pietra
Comunità Montana Triangolo Lariano
- Anónimo (2005). La Montagna degli ZoccoliPaleoItalia. Newsletter della Società Paleontologica Italiana Numero 12. Maggio 2005. Supplemento al Bollettino della Società Paleontologica Italiana v.44 n.3 
- Anónimo. Il sentiero geologico “Giorgio Achermann” in Val Ravella. Gruppo Naturalistico Brianza
- Anónimo. Riserva Naturale Sasso Malascarpa e Monte Cornizzolo (1240 m) 
- Anónimo.  Il sasso Malascarpa, Canzo. Riserva Naturale parziale di interesse geomorfologico e paesisticoComunità Montane: Triangolo Lariano, Lario Orientale    
- Avanzini, Marco & Kustatscher, Evelyn (2016). Giganti di pietra: alle radici dei miti. In Nani e giganti. Studi Storico Culturali Castel Roncolo, volume 10, Chapter 1, Fondazione Castelli di Bolzano. Editori H. Rizzolli.
- Carozzi, Daniele (1993). Leggende e storie comasche. Edit. Meravigli 
- Molteni, Gianni (2016). Sasso Malascarpa e Campi solcati.  Un, due, trek 16/09/2016 
- Pianetti, Denis (2008). Il diavolo e l'inferno nella toponomastica e nella tradizione popolare brembanaQuaderni Brembani 6 (pp. 88-96) 
Selva, Attilio (2006). La leggenda degli  “Zoccoli del Diavolo”Natura e civiltà, Periodico trimestrale, Nº 1, (pp. 10-11)
- Stoppani, Antonio (1859). Rivista geologica della Lombardia in rapporto colla Carta geologica di questo paese pubblicata dal cavaliere F. de Hauer. Atti della Società italiana di scienze naturali. Vol. I: 1855-1859. Tipi Giuseppe Bernardoni. Milano 
- Villa, Marta (2010). I racconti delle pietre. Marta Villa 1


lunes, 20 de julio de 2020

Folclore paleontológico italiano (13)

Heraclio Astudillo-Pombo. Universitat de Lleida


Interpretaciones, creencias, relatos legendarios y usos populares de algunos fósiles en las regiones alpinas y pre-alpinas italianas (3)

Determinadas secciones de los moldes internos y externos de ciertos bivalvos megalodóntidos, fueron los fósiles que en la antigüedad hicieron volar la imaginación de los montañeses del norte de Italia (3)

Marcas de pisadas de vaca, de buey, de asno, de caballo, de mula, de cabra, de ciervo y también de Jesús, de la Virgen y del diablo, sobre las rocas triásicas de los Alpes y Prealpes italianos (III)


Restos fósiles de megalodóntidos triásicos, interpretaciones fabulosas y relatos legendarios, en el norte de Italia (2)


Leyendas de motivación paleontológica en la Región de Lombardía (2)


Interpretaciones fabulosas y relatos legendarios en localidades de la prov. de Como, Reg. de Lombardía (2)




La muraglia del Sasso Malascarpa, construida por el Diablo, que las brujas transformadas en cabras o cabalgando caballos salvajes y machos cabríos, usaban como trampolín para atajar camino y llegar volando hasta la cima de la montaña de los Corni di Canzo, para celebrar allí el Sabbat. Canzo, prov. Como (Primera parte)


Introducción naturalista 

En cierto lugar del área natural forestal denominada Foresta di Corni di Canzo, por hallarse situada alrededor de las tres cimas montañosas llamadas Corno, en el territorio de la localidad lombarda de Canzo, existe un conjunto rocoso singular, formado por una serie de peñas calizas, alineadas sobre el terreno, con un marcado aspecto ruiniforme que es denominado il Sasso Malascarpa (1198 m.). A su alrededor se ha acotado un área del terreno con fines de educación, protección y conservación, denominada Riserva Naturale Sasso Malascarpa, que incluye terreno de dos municipios: Canzo (prov. di Como) y Valmadrera (prov. di Lecco).  
El logo representativo de la Reserva es una curiosa figura en forma de corazón. En realidad, esa figura es una representación de la concha o del molde interno, en vista lateral, de un fósil muy típico, en alusión a la presencia de los restos fosilizados de un tipo de molusco triásico del género Conchodon o Conchodus

Detalle de la portada de un tríptico informativo para visitantes turísticos , publicado por el Ente gestor de la Riserva Naturale Sasso Malascarpa. En el centro se puede ver la representación del fósil emblemático de la Reserva: Conchodon
Imagen: ERSAF Ente Regionale per i Servizi all’Agricoltura e alle Foreste

El Conchodon es un fósil-guía, característico del Triásico superior, muy abundante en el estrato de roca caliza que compone il Sasso Malascarpa y que ha resultado ser un tipo de fósil muy influyente sobre la fantasía popular, como un potente generador de inspiración fabulosa en el folclore literario y credencial asociado a estas peñas. 

Panel informativo monográfico sobre los fósiles más característicos del Sasso Malascarpa, los conchodones. En la esquina superior derecha también se puede ver el característico logo acorazonado de la Reserva. Fotografía de  Renato Magni.
Imagen: Weebly


El Sasso Malascarpa, un muy curioso  elemento geológico y raro referente excursionista y topográfico, motivador de la presente entrada, está situado en el norte de Italia, junto a la línea divisoria entre dos de las diversas provincias que constituyen la región italiana de Lombardía. Dentro del  territorio del pequeño municipio de Canzo, localidad que se ubica entre las localidades de Erba (prov. di Como) y de Valmadrera (prov. di Lecco). 

Esquema geográfico simplificado para informar al visitante sobre la oferta de rutas turísticas disponibles, la distribución de los diferentes itinerarios y la ubicación  de los diversos elementos históricos, etnográficos, geológicos o deportivos. En el centro de la parta alta del gráfico se ve la situación relativa del Sasso Malascarpa.
Imagen: Racconti di montagna

El singular conjunto geológico del Sasso Malascarpa, también fue conocido antaño con el sobrenombre de il muraglione (el murallón) o la muraglia (la muralla), debido a su particular aspecto de grueso muro y, más anteriormente aún, con el nombre de il Muro del Diavolo. 

Cuando eSasso Malascarpa es visto desde la lejanía, su apariencia resulta semejante a la de una gruesa y vieja muralla medio derruida, como si formara parte de una antigua fortificación abandonada. Visto desde la cercanía su aspecto impresiona más aúnpues pueden percibirse algunos detalles "arquitectónicos" significativos que no resultaban visibles desde la lejanía. De cerca se puede apreciar que el murallón parece estar constituido con unos enormes bloques de piedra de forma y tamaño irregular, pulidos por la acción de la intemperie y desgastados por el paso del tiempo, con algunos de ellos, en su parte cimera que parecen haber quedado desencajados o removidos y otros que se han desplomado, junto a su base. Pero se puede ver que el conjunto de bloques que forman la supuesta muralla, parecen estar alineados cuidadosamente, dispuestos estratégicamente sobre la parte más alta de una ladera y de una suave cresta montañosa. Además esa muralla presenta una especie de "puerta" en su zona central, en la parte más elevada del terreno, por la que pasa un camino que antaño fue muy usado por pastores, vaqueros y cazadores y hogaño por excursionistas. 


Aspecto de la zona inferior izquierda del afloramiento del estrato calizo, denominado il Sasso Malascarpa, visto por su lado meridional yendo en dirección a las tres cimas denominadas Corni di Canzo. El conjunto rocoso, observado desde una cierta distancia, muestra su innegable semejanza con una muralla ciclópea, en ruinas. Fotografía original de Sergio Scanzioli.
Imagen: Obiettivo Orobie


Geológicamente hablando, el Sasso Malascarpa, es la parte aflorante de un antiguo estrato de roca caliza dolomítica, de un color gris muy claro, casi blanco en los días muy soleados. Un tipo de roca sedimentaria de origen marino, constituida por carbonato de calcio y magnesio (dolomita), denominada técnicamente Dolomia que en este caso particular es denominada Dolomia de Conchodon, por ser éste tipo de moluscos bivalvos fósiles el más característico y predominante en su contenido fosilífero. Se trata de un tipo de roca sedimentaria calcárea constituida por finísimos sedimentos marinos depositados en el fondo de antiguas lagunas litorales, a principios del Mesozoico, durante el Triásico superior, por lo que tienen una antigüedad de entre 235 y 199 MA. Fue en esa época cuando vivían densas colonias de moluscos megalodóntidos, semienterrados en el lodo marino en el fondo de someras lagunas marinas, filtrando la materia orgánica en suspensión, de la que se alimentaban.

 Esquema tridimensional, en el bloque diagrama de la derecha se representa un pequeño grupo de bivalvos megalodóntidos, semienterrados en el lodo, filtrando. En el bloque diagrama de la izquierda se representa un pequeño grupo de bivalvos megalodóntisos fosilizados e incluidos en la matriz de roca y la figura resultante en la superficie de la roca cuando su concha es seccionada por la erosión o la fractura. 
Imagen: Thenius-Vavra 1996

Como muchas de las conchas aparecen dispuestas en "posición de vida", debemos suponer que un episodio violento y rápido, tal vez una súbita anoxia por un fuerte calentamiento del agua, mató a millares de los conchodones residentes por asfixia y luego las conchas fueron quedando enterradas en el sedimento que iba precipitando y formando el material de aquel estrato. Durante el proceso de litificación del sedimento, el material original de las conchas se disolvió y migró al sedimento, siendo sustituido por dolomita procedente de la matriz sedimentaria, por eso ahora no se encuentran conchas, sino rellenos minerales amoldados y pseudoconchas de dolomita o moldes internos y externos de dolomía.

Variación del aspecto de los moldes internos de diferentes ejemplares de Conchodon, según sus diferentes edades. Arriba los más jóvenes de la serie y abajo los más viejos. Representados en vista superior (izda.) y lateral derecha e izquierda (ctro. y dcha.), mostrando su característico aspecto acorazonado... o apezuñado, según cómo haya estado influida la interpretación del observador, por una mentalidad realista o fantasiosa
Imagen: Conchodon

Una vez completamente litificado, este estrato, formando parte de un grueso "paquete" de estratos empezó a ser levantado de su posición horizontal original, como todos los que constituyen el Macizo de los Alpes, durante el Cenozoico, del Paleoceno al Eoceno, hace entre 37 y 24 millones de años, cuando se produjeron los enormes movimientos tectónicos desencadenados por la Orogenia alpina, cuando la placa africana comprimía fuertemente contra la placa europea,  levantándose hasta quedar casi completamente verticalizado. 

El curioso aspecto fragmentado que presenta la masa rocosa que constituye el Sasso Malascarpa, fue aquello que indujo a pensar, antiguamente, que pudiera ser una muralla artificial, que aparentemente no podía haber sido construida por manos humanas. 

Detalle de la parte central superior del Sasso Malascarpa, en vista semilateral, con una figura humana que sirve para dar idea del tamaño relativo. Se puede apreciar el aspecto de muralla inclinada, formada por apilamiento de gruesos bloques de tamaño ciclópeo. En la parte izquierda se puede ver parte del tajo que ejerce como portón para atravesar cómodamente la muralla.
Imagen:
gianolinibike


Pero lo que parecen ser enormes bloques de piedra, de caras casi rectangulares, son el resultado de la combinación de tres fenómenos totalmente naturales. 
- La existencia en la masa rocosa de un sistema de antiguos planos de estratificación, paralelos entre sí 
-La formación de un sistema de finos planos de agrietamiento y fracturación de la masa rocosa (diaclasas), por efecto de enormes tensiones orogénicas, que son perpendiculares a los planos de estratificación mencionados. 
- Posterior existencia de fenómenos de carstificación superficial, que va actuando sobre la masa de roca caliza, originalmente continua y compacta. El agua de lluvia cuando se carga de CO2 atmosférico o edáfico se vuelve ligeramente corrosiva para la caliza.  Cuando se infiltra a favor del sistema de finas grietas y discontinuidades de la masa rocosa, va disolviendo muy lentamente  el carbonato de calcio y magnesio (dolomita) que compone la roca dolomía, ampliando las finas discontinuidades inicialmente existentes en la masa rocosa, que  por este procedimiento se fue fragmentando, muy lentamente a lo largo de milenios, en una multitud de bloques. Con el resultado de que al cabo de varios milenios de carstificación, actuando sobre  toda la masa aflorada del estrato rocoso, esta acabaría adquiriendo un falso aspecto de muro de piedra seca, confeccionado con grandes bloques. 
Todo el proceso geofísico y geoquímico que permite entender la carstificación de la roca caliza, resulta muy lento y muy complejo, y su conocimiento científico bastante reciente, por lo que cualquier persona común, de hace siglos, no se lo podría ni llegar a imaginar y otra persona de tiempos modernos que no tuviera una cierta formación geológica tampoco.

Aspecto de una superficie plana de roca caliza, a la que la carstificación superficial, aprovechando el sistema de diaclasado preexistente ha fragmentado intensamente dándole de manera natural la apariencia de una antigua cantera romana, para la extracción de bloques de piedra.
Imagen: Geomorfología para todos

Además de todo lo anterior, Il Sasso Malascarpa, debido a estar  constituido por roca dolomía de Conchodon, incluye en su interior una gran cantidad de restos fósiles de este género de antiguos moluscos bivalvos marinos que se hacen visibles en la superficie de la roca. Consisten esos restos fósiles en pseudoconchas, moldes externos y moldes internos de las mismas, que generalmente aparecen seccionados por la erosión o fracturación y mucho más raramente enteros. Muchos de los restos fósiles de Conchodon aparecen seccionados de una forma particular, de tal manera que la sección produce una figura muy característica que en el pasado dio lugar a interpretaciones fabulosas de tipo mítico-legendario, relacionadas con la religión.

Dibujo esquemático, representando un conjunto de secciones de pseudoconchas y moldes internos de restos fosilizados de moluscos megalodontidos, del género Conchodus gumbelii, del Triásico superior, con un aspecto que por su forma y tamaño se asemejan a la de una pezuña bovina o caprina. Este esquema fue dibujado a partir de una losa pulida de dolomía de Conchodon, existente en el Museo de Historia Natural de Viena. Esa losa procedía de la zona montañosa, austriaca, de Tennengebirge (Modificado a partir de Zapfe, 1957).
Imagen: Fossil shells sections 

Según la opinión de los observadores más románticos, aquellas figuras que se podían ver en la superficie de las rocas, tenían una forma parecida a corazones. Contrariamente, otros observadores menos románticos, eran de la opinión de que algunas de aquellas marcas, las más grandes y de forma casi circular que eran bastante escasas las menos, se asemejaban a las huellas dejadas por los cascos de un caballo, mientras que otras, las más abundantes mayoría, se asemejaban a las huellas dejadas por el impacto de una pezuña de cabra, de gran tamaño. Antiguamente, incluso se atrevían a imaginar muy fantasiosamente cómo se habían podido formar aquellas figuras.


Ignorancia, fantasía y temores asociados

Desde hace varios siglos la extraña apariencia de construcción artificial, su raro aislamiento , su elevada posición geográfica, su buena visibilidad y la presencia de unas marcas peculiares en la roca, han inquietado a las gentes más ignorantes y supersticiosas, cuando se acercaban a de este elemento rocoso singular. Su presencia en el paisaje subalpíno, ha estado estimulando la inquietud y la fantasía de los habitantes de los valles cercanos, durante siglos, aguijoneándoles a buscarle unas extravagantes explicaciones a la presencia de tal monumento, en aquel paraje inhóspito y solitario.
Pero encontrarle explicación naturalista al origen de aquel monumento natural, no era tarea fácil, hace unos pocos siglos, para los habitantes de aquella zona montañosa. La ignorancia de innovadoras explicaciones racionales y la dificultad para comprender la complejidad de las explicaciones científicas de ciertos procesos geológicos, entonces, mal conocidos, favorecieron que la fantasía popular tuviese que imaginase explicaciones más accesibles y mucho más comprensible para la mentalidad sencilla, crédula y supersticiosa de aquellos montañeses.


Detalle mostrando un grupo de bloques de piedra componentes del muro del Sasso Malascarpa mostrando las extrañas figuras en relieve que muestran las rocas (fósiles de Conchodon). Formas que dieron pie a interpretaciones fantasiosas y a la invención de leyendas populares explicativas, protagonizadas por el Diablo y las brujas. Fotografía de Gianni Molteni
Imagen:
Camminando...: Sasso Malascarpa e Campi solcati

Las extrañas figuras, impresas en la superficie de aquellas rocas, vagamente semejantes a huellas de pisadas de animales de pezuña hendida (cabra, oveja, ciervo, vaca, cerdo, etc.), hace algunos siglos, eran de naturaleza y origen totalmente desconocidos para la gente común, y su presencia en aquel lugar resultaba del todo inexplicable y por ello sumamente inquietante. 


Otro afloramiento de estratos, casi verticales, il Sasso Rigato que forma parte del Monte Prasanto, muy cercanos al Sasso Malascarpa, por cuyo aspecto muralliforme y proximidad, también era considerado como una parte más de la misma fortificación diabólica.
Imagen: Montagnamania

Durante siglos pasados, bajo unas condiciones de vida cotidiana muy duras y azarosas, con un claro predominio de concepciones sobrenaturalistas e ideas mágicas, la población vivía agobiada por sus duras condiciones de vida y por sus amplios temores supersticiosos.
El aspecto amurallado del afloramiento rocoso y la presencia de las figuras con aspecto de huellas de pezuñas animales, se convirtieron en un enigma inquietante que estimuló la imaginación fantástica de muchos de los antiguos habitantes de las localidades de los valles del entorno de il Sasso Malascarpa, que se dedicaron a imaginar causas, condiciones y agentes causales, inventando unas posibles explicaciones comprensibles y creíbles en aquella época, de tipo sobrenaturalista, todas erróneas, que comunicaron a su coetáneos y transmitieron a sus descendientes en forma de narraciones legendarias.


Otro afloramiento de estratos, casi verticales, muy cercanos al Sasso Malascarpa, por cuyo aspecto muralliforme y proximidad, también era considerado como una parte más de la misma fortificación diabólica. Fotografía original de Stekal
Imagen: Conchodon (?) al Sasso Malascarpa

Durante los siglos XVII y XVIII, fuertemente influidos por la ignorancia de la población y de ciertas ideas religiosas, fanáticamente obsesivas, según las cuales el demonio y las brujas eran los culpables de todos los incidentes domésticos, accidentes individuales o colectivos y catástrofes climáticas y meteorológicas, el lugar se relacionó con ciertos tipos de seres maléficos imaginarios, enemigos de las buenas gentes y contrarios a los principios y valores de la religión cristiana, dominante en la moral y muy influyente en la vida social, en la conservadora sociedad de la región lombarda. Se creía en aquella supersticiosa época, que el Diablo, los demonios y las brujas campaban a sus anchas por aquellos parajes remotos y que mensualmente se reunían para celebrar la fiesta infernal del Sabbat en lo más alto de las montañas de la zona, en los tres Corni di Canzo. Nada que deba resultarnos extraño o sorprendente, algo muy común en una época en que la firme creencia en estos seres imaginarios, estaba promovida por la religión y muy arraigada en todas las regiones rurales más aisladas, de la Europa cristiana.


Las brujas y sus vuelos nocturnos, supuestamente realizados sobre diferentes tipos de cabalgaduras animadas, en realidad se trataría de sus demonios tutelares adoptando diversas apariencias, son los personajes más vinculados al Sasso MalascarpaEn esta ilustración se ha representado una gama variada de unas y otras, tal como los imaginaba la fantasía popular de siglos pasados.
Imagen: Flirk

En el aspecto general de aquellos peñascos y en algunos detalles bien visibles de il Sasso Malascarpa, se creyó percibir indicios de la ocurrencia de ciertas intervenciones sobrenaturales, protagonizadas por los tipos de seres malignos antes mencionados. Las explicaciones fantásticas y supersticiosas sobre el Sasso Malascarpa se fueron transmitiendo, de generación a generación, en forma de relatos legendarios.


El Diablo fue el constructor de il Sasso Malascarpa, de Canzo

Durante varios siglos (s XVI-XIX) la mole rocosa del Sasso Malascarpa fue considerada por los sectores sociales menos instruidos y más supersticiosos de la población de aquella zona, como una construcción artificial, de origen sobrehumano y ejecutada por constructores infernales. Tal suposición popular sobre el origen del curioso afloramiento rocoso, se basaba en la evidencia de su curioso aspecto de desaliñada y vieja muralla ruinosa, supuestamente construida con unos enormes bloques de piedra, que a pesar de ser de formas y tamaños irregulares, parecían estar hábilmente equilibrados, perfectamente encajados unos con otros y bien nivelados. La aparente apariencia artificiosa hizo suponer a los lugareños que este conjunto no podían ser una obra de la naturaleza, sino producto del artificio y que por su especial constitución y localización, solamente podía haber sido levantado por unas manos sobrehumanas. Algunos relatos atribuyeron su construcción al mismo Diablo, trabajando en solitario, mientras que otros cuentan que le ayudaron sus demonios. Tales personajes serían quienes habrían dejado impresas las huellas de sus pezuñas sobre los bloques de roca que componen el  Sasso Malascarpa, como testimonio de su presencia y de su autoría, mientras ejercían su actividad de constructores, desplazándose sobre las hiladas de bloques de la muralla que estaban levantando, mientra iban subiendo y encajando aquellos grandes bloques de piedra. 

Otro protagonista de muchas acciones sobrenaturales y de muchos temores supersticiosos de los cristianos, fue el Diablo y también sus demonios. El cristianismo satanizó a diversas divinidades paganas relacionadas con la sexualidad y una de ellas fue Pan, semidiós protector de los pastores y rebaños en la mitología griega, cuya monstruosa imagen híbrida, medio humana y medio caprina, fue asignada al diablo. Faunos y sátiros mitológicos, corrieron la misma suerte. Grabado antiguo representando un sátiro sonando un instrumento musical. Se pueden apreciar que sus pies lucen pezuñas. Ilustración extraída del libro Monstrorum historia de Ulisse Aldrovandi (1642).
Imagen: Pinterest

Por toda Europa han existido bastantes leyendas que atribuían al Diablo la construcción de acueductos y puentes naturales y artificiales, realizados en una sola noche de trabajo, pero son muy escasas las leyendas que atribuían al Diablo la construcción de murallas o muros. Este es uno de esos pocos casos.

A falta de una ilustración del Diablo constructor, ambientada en el Sasso Malascarpa, de Canzo, nos vemos obligados a tener que recurrir a una moderna estatua de bronce representando al diablo segoviano Segodeus. Este personaje sería el supuesto diablo constructor del acueducto romano de Segovia. La figura ha sido colocada recientemente en recuerdo de la popular leyenda segoviana, se ha representado un simpático y orondo diablo que está sosteniendo con un artilugio tecnológico romano, el último bloque de roca que faltaba para completar la construcción del acueducto y así poder cumplir su pacto diabólico. Se cuenta que el hueco correspondiente a ese último bloque, es donde hoy se aloja la imagen de la Virgen de Fuencisla
Además como un toque de humorística modernidad se le ha añadido un teléfono móvil, con el que Segodeus está haciéndose una selfie
Imagen: Nikita B. & Tripadvisor


...Y san Martino fue su destructor

Según contaba una vieja leyenda comasca: Al principio de los tiempos, Dios se vio obligado a compartir el gobierno del mundo con su enemigo el Diablo. Astutamente Dios le cedió al Diablo la propiedad y el gobierno de las zonas montañosas, pues eran las zonas más inhóspitas e improductivas y por lo tanto pobladas con menos cantidad de almas humanas. Pasado mucho tiempo, un día el Diablo se enteró de que había llegado de tierras lejanas un predicador llamado Martino [Martin de Tours] que se había instalados en las tierras más bajas de su reino, logrando convertir al cristianismo a todos los habitantes de aquella zona baja. 
El Diablo, inquieto porque el predicador pudiera venir a desalojarlo de su reino y convertir al cristianismo a sus últimos súbditos montañeses, decidió construir un muro infranqueable  para cerrarle el paso al santo predicador, cuando ascendiera desde las tierras bajas. El Diablo, puso manos a la obra, recogiendo y transportando grandes piedras que iba subiendo y encajando y en una sola noche de trabajo agotador construyó la imponente muraglia del Diavolo, una parte de la cual, es lo que hoy se conserva arruinada y es conocida como il Sasso Malascarpa y otros releves próximos
Pero un buen día, el santo cristianizador Martino, considerando que ya estaba preparado para enfrentarse al Diablo, decidió subir donde residía el Diablo para conquistar las almas de sus desgraciados adoradores. Cuando Martino ascendió de las tierras altas y se topó con el infranqueable muro diabólico quedó indeciso, pero luego le lanzó un potente conjuro de exorcista, reforzado con la ayuda de su cruz, y la gran muralla se desmoronó en un instante y quedó arruinada, tal como se ve hoy día. 
El Diablo huyó para refugiarse en la cima de una montaña cercana donde tenía su residencia, pero allí le estaban esperando un grupo de arcángeles que le dieron una soberana paliza y le rompieron los cuernos en tres fragmentos que cuando cayeron al suelo, brotaron de ellos las tres cimas montañosas que hoy son conocidas como los tres Corni de Canzo. 
Después de realizar esta proeza, el santo predicador fue muy admirado por aquellas gentes paganas, a las que pudo convertir al cristianismo con sus sermones y consejos. Todos los habitantes de aquellos valles que anteriormente veneraban al Diablo, empezaron a venerar a Cristo. Años más tarde, cuando Martino ya estaba muerto y canonizado, los habitantes del lugar, agradecidos por su obra evangelizadora, construyeron una pequeña iglesia, en su honor, dedicada a su veneración personal: Santuario di San Martino (Valmadrera).


Otros argumentos pro-diabólicos, de tipo filológico

Aún existen más argumentos en favor de la autoría del Diablo, como constructor del Sasso Malascarpa. Según la opinión de algunos etnógrafos locales estudiosos del folclore comarcal que han hecho un análisis e interpretación etimologistas del topónimo Sasso Malascarpa, complementados con la influencia que pudieran tener como evidencia las marcas de pezuñas de animales que aparecen estampadas en la roca del Sasso. En primer lugar el posible significado del nombre Malascarpa haría referencia a una clase muy particular de zapato (scarpa) y la identidad de su misterioso y poderoso portador. Según los mencionados estudiosos, el prefijo mala indicaría una vinculación de aquel zapato con el mal o la maldad. Por lo tanto este particular nombre de lugar, señalaría que quién calzaba unos zapatos tan especiales, como para dejar marcas de pezuña bestiales, no podía ser nadie más que el Maligno, es decir, el Diablo. Pues nadie más en el mundo, a parte de las propias cabras, tenía unos pies de aquella forma tan particular como para haber dejado unas marcas caprinas, caballares o vacunas sobre aquella dura y casi vertical superficie rocosa, nadie más que el Diablo podría ser capaz de ascender o descender y pasearse por una superficie rocosa que es casi vertical, sin despeñarse.
De manera coherente con este tipo de creencias supersticiosas, aquellas marcas eran denominadas localmente con nombres tales como: scarpa del Diavolo (zapato del Diablo), passo del Diavolo (pisada del Diablo) o zoccolo del Diavolo (pezuña del Diablo), etc..


Dos de las numerosas marcas cordiformes que aparecen estampadas sobre la superficie de las rocas del Sasso Malascarpa de Canzo que antiguamente, debido a su vago aspecto caprino se atribuyeron al paso del Diablo por aquel lugar. Por efecto de esta creencia supersticiosa los lugareños denominaron este tipo de figuras zoccoli del Diavolo, passo del Diavolo, impronte dil Diavolo, etc.  
Hacia mediados del siglo XIX, los naturalistas ya las habían identificado como figuras, totalmente naturales, causadas por las secciones de los moldes internos y de las pseudoconchas de unos moluscos prehistóricos, a los que denominaron Conchodon,


Continuará... y entonces se tratará sobre
 las brujas del Sasso Malascarpa