Por Heraclio Astudillo Pombo. DMACS-UdL
Los gigantes en los mitos y en la literatura de la antigüedad (1ª parte)
Introducción a la perspectiva mítica y legendaria
La creencia en gigantes fue una antiquísima interpretación de ciertos hallazgos osteológicos, paleontológicos y/o arquitectónicos y ciertas observaciones antropomórficas mal interpretadas, en unos tiempos en los que la humanidad no disponía de recursos intelectuales para alcanzar otras perspectivas, más racionales y más modernas.
Tales creencias mítico-legendaria se mantuvieron vigentes y de forma bastante generalizada, hasta mediados del siglo XVIII, entre muchas de las personas que participaban de los conocimientos y creencias, propios de las clases sociales más cultas de las ciudades y países de toda Europa.
Tal situación motivó y mantuvo enconadas controversias, por toda Europa, entre los gigantófilos, defensores de la realidad de los gigantes, y los gigantófobos, contrarios a la realidad de los gigantes.
Las disputas que son conocidas, documentalmente, se sabe que existieron ya en tiempos de la Grecia clásica, entre filósofos de la Escuela jónica, de Mileto y de Éfeso (Asia menor, actual Turquía), que defendían una concepción del mundo de tipo materialista, es decir, física, naturalista y racionalista y filósofos irracionalistas, predominantes en esa época (s. VI a. C.), que defendían una concepción del mundo de tipo mítico, mágico y panteísta.
El conflicto entre ambas concepciones, contrapuestas, se extendió, evolucionando y manteniéndose, bajo enfoques distintos, persistiendo hasta los tiempos de la Ilustración y aún más allá, como sucede en la actualidad, entre algunos sectores de creyentes, situados al margen de la ciencia.
Cubierta del libro de J. Torrubia. Aparato para la Historia Natural española. Imprenta de los herederos de D. Agustín Gordejuela. Madrid. 1754.
En esta obra general se trata insistentemente y en diversas ocasiones, sobre el origen diluviano de los fósiles y sobre los huesos de gigante hallados en Europa y en las colonias españolas en América. En la traducción alemana de 1773, Torrubia mantiene el mismo discurso.
Imagen: Galería de paleontólogos españoles
Un buen ejemplo de tal situación de enfrentamiento entre representantes de tales facciones contrapuestas, fue el caso de dos eminentes y eruditos eclesiásticos, españoles. Fray Benito Jerónimo Feijoo, ilustrado y racionalista y fray José Torrubia naturalista, precursor de la moderna paleontología española, pero demasiado influido por mitos cristianos y paganos. Ambos mantuvieron durante algunas décadas, enfrentamientos por medio de razonamientos, argumentos y contrargumentos, publicados en diversos medios, atacando o defendiendo la posibilidad o la imposibilidad de la existencia de gigantes, en tiempos antiguos o modernos.
Feijoo escribió una extensa colección de ensayos titulada Teatro crítico universal, o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, publicada desde 1726 hasta 1740. Su objetivo era intentar demostrar que muchas creencias populares, asumidas como ciertas, eran falsas y convencer mediante razonamientos basados en la lógica científica de la época. Algunos de ellos combaten la insensata credulidad en gigantes.
Torrubia, autor del Aparato para la Historia Natural española, publicado en 1754, insistente en diversas ocasiones, sobre el origen diluviano de los fósiles y sobre los hallazgos de "huesos de gigante" no sólo en Europa, sino también en las colonias españolas en América. En la traducción alemana del Aparato, publicada en 1773, seguía manteniendo sus ideas. Pero lo más interesante, para el tema que nos ocupa, es que escribió un tratado titulado "Gigantologia Spagnola Vendicata", argumentando y defendiendo la realidad de la existencia de los gigantes. El libro fue publicado, en Italia, en 1760 dado que en España predominaban las posiciones críticas y contrarias a la existencia de gigantes. Este libro de Torrubia fue el manual de todos los gigantólogos europeos, durante todo el s. XVIII.
En Francia, a principios del s. s XVII, se dio un caso semejante, a partir del hallazgo de unos grandes huesos, en una explotación de arena de Saint Romans, en el Bajo Delfinado (Francia). Supuestamente, habían sido encontrados dentro de un sarcófago de piedra, de 10 m., con la inscripción " Teotobocus Rex" que además de los gigantescos huesos, contenía cincuenta medallas o monedas con la efigie del general y cónsul, romano, Cayo Mario que en el año 102 A. C. venció al ejército formado por los teutones y sus aliados cimbrios y ambrones, en la batalla de Aquae Sextae (la actual Aix-en-Provence, Francia).
Una vez reconstruido el pretendido esqueleto del rey de teutones, cimbrios y ambrones, resultó que medía 7,5 m. de altura.
Se inició una polémica entre médicos, cirujanos y anatomistas, sobre la verdadera naturaleza de los huesos encontrados cerca del castillo de Chaumont. Dividiéndose en dos bandos, el de los gigantófilos que los atribuían a humanos gigantes y el de los gigantófobos que los atribuían a antiguos elefantes, rinocerontes... ballenas.
Nicolas Habicot cirujano, gigantófilo y Jean Riolan "le Jeune", anatomista gigantófobo, se enzarzaron en una disputa que duró cinco años y generó la publicación de varios folletos de contenido defensivo-ofensivo.
Cubierta de libro Gygantostheologie ou Discours des os d'un geant, escrito por Nicolas Habicot, médico y cirujano francés, gigantófilo acérrimo, publicado en 1613. También es autor de Antigigantologie, ou Contrediscours de la grandeur des géans, otro libro de la misma temática, publicado en 1618
Imagen: Drouot catalogue
A pesar de todos los avances sociales y culturales alcanzados a partir de la Revolución Industrial, la creencia en gigantes, resistió entre las personas de las clases populares, especialmente en los ambientes rurales, hasta mediados del siglo XIX, dado que participaban de los conocimientos y creencias, propios épocas anteriores, mucho más atrasadas.
Cubierta de Gigantologie. Histoire de la Grandeur des Geants, libro escrito por Jean Riolan "le Jeune", médico-cirujano y gigantófobo, publicado en 1618. También es autor de Gigantomachie pour respondre à la Gigantostologie, otro libro de la misma temática.
Imagen: Google Books
A pesar de todos los avances sociales y culturales alcanzados durante el s. XX, en la actualidad, aún quedan gigantófilos, en ciertos grupos en las modernas sociedades industrializadas. Se trata de de crédulos creyentes, más o menos marginales, que defienden la existencia de gigantes, en la antigüedad, contra todas las pruebas y evidencias mostradas por los estudios científicos provenientes de ámbitos tales como la arqueobiología, la biomecánica, la paleontología, la anatomía comparada, la bioestadístca, etc. oponiéndose con teorías basadas en creencias indemostradas, muchas de ellas de base conspiranóica y tendencias psicopatológicas o de base mitológico-profética y tendencia mesiánica-apocalíptica, en cuyo apoyo se aportan indicios de prueba, de nulo valor científico.
Grabado representando una pareja de indios patagones, recibiendo un regalo de un marinero europeo para ganarse su simpatía. La representación gráfica de estos dos individuos de la etnia sudamericana, tehuelche, está muy exagerada. Es posible que el ilustrador nunca hubiera estado en Patagonia y se basó en las descripciones de algún marinero de memoria poco fiable, por su tendencia a exagerar la magnitud de sus experiencias o a distorsionar sus recuerdos.
Imagen: Patagonian giants
La mayoría de los gigantólogos y gigantófilos contemporáneos forman parte de tres grupos sociales característicos, relacionados con la defensa a ultranza de ideas absurdas, basadas en relatos fantásticos que pretenden demostrar mediante el recurso a hechos únicos de los cuales sólo han sido testimonio ciertos individuos "elegidos" y la presentación de indicios o pruebas creadas, al efecto, o producto de interpretaciones erróneas y tendenciosas de sucesos atípicos, infrecuentes o poco conocidos o las afirmaciones de personas "iluminadas" que gozan de autoridad profética o superioridad intelectual.
- Los criptozoólogos que manifiestan una fe ciega en ciertos relatos legendarios en los que se citan a seres de aspecto humanoide de gran talla, como el Yeti o el Big foot. Idea basada en raros e increíbles avistamientos de tales seres, realizados por los habitantes de la zona o por viajeros.
Esquema para dar una idea, aproximada, de las dimensiones, relativas, de los seres representados por sus siluetas. El "big foot" es el primero por la izquierda (1 pie= 0,3 m.).
Imagen: How Bigfoot Works
Este tipo de "visiones fugaces" y relatos incoherentes sobre un tipo de fauna inexistente, están relacionadas con la firme creencia de que existen seres extraordinarios, aún no descubiertos por la ciencia, por el mero hecho de que viven en lugares remotos, difiilmente accesibles e inexplorados, en los que habitan y se ocultan seres de tamaño considerable, a pesar de lo que sólo han sido vistos, alguna rara vez, por los nativos.
Algunas veces la creencia criptozoólogica, se ver reforzada y apoyada con el descubrimiento en el interior de zonas selváticas de nuevas especies animales, de talla considerable, antes desconocidas y también por determinados hallazgos paleontológicos, modernos, como sería en el caso que nos ocupa, el hallazgo de los restos de Gigantophitecus.
Representación de una escena prehistórica, en la que un grupo de Homo erectus intenta cazar Gigantopithecus blackii , esta escenificación está en la parte más antigua del parque temático "Sauriergarten Großwelka" dedicado a la exhibición de reproducciones de dinosaurios y otros asuntos prehistóricos, en Bautzen-Kleinwelka (Alemania). Fotografía de Frank Vincentz.
Imagen: Gigantopithecus Wikipedia
- Los ufólogos, creyentes en la certeza de que existen civilizaciones superavanzadas tecnológicamente que habitan en planetas lejanísimos, algunas "razas" tendrían aspecto humanoide, estatura sobrehumana y estarían dotadas de una inteligencia muy superior a la humana. Creen en la realidad de que esos gigantes, desde hace milenios, son capaces de realizar grandísimos viajes interplanetarios. Ese tipo de visitantes, extraterrestres, gigantes habrían podido crear las especies humanas por medio de la modificación genética de ciertas especies de simios antropomorfos o que habrían sido quienes instruyeron a los hombres, prehistóricos, en los rudimentos de la filosofía, las artes, la medicina, la técnica y la ciencia. Incluso, gracias a su avanzada tecnología, habrían construido diversos monumentos megalíticos, distribuidos por todo el mundo.
Fotomontaje que sigue circulando por Internet desde el año 2004, especialmente en páginas web y blogs de iluminados bíblicos y conspiranóicos ufolófilos, de todo género y nacionalidad. Imagen utilizada, entre otros muchos fotomontajes, como prueba irrefutable de la existencia de gigantes. Tales hallazgos arqueológicos de sus restos... siempre son hechos desaparecer por los intereses, bastardos, de gobiernos materialistas y de instituciones científicas darwinistas. :D
Imagen: "Giant Skeletons" Fuel Web Hoax
- Los ultraortodoxos literalistas de las tres grandes religiones momoteístas, mantienen la creencia en gigantes, antediluvianos y hasta postdiluvianos. Ya que son citados en algunos pasajes de diferentes relatos de los que constituyen los textos míticos, incluidos en los libros más sagrados que son propios de cada una de las tres grandes religiones bibliófilas: las Sagradas Escrituras judáicas, el Corán musulmán y la Biblia cristiana. De tales gigantes se mencionan sus características físicas, su actitud, comportamiento y relaciones con los humanos, en diversas ocasiones y circunstancias.
Imágenes mostradas por documentos creacionistas, mostrando unos grandes fémures como pruebas irrefutables, según sus promotores, de la existencia de gigantes antediluvianos que perecieron durante el Diluvio.
Imagen:
Por supuesto, en las culturas antiguas, de tipo animista o politeísta, de toda Europa, también son citados los gigantes, descritas sus características físicas, su actitud, comportamiento y relaciones con los humanos, en diversas ocasiones y circunstancias.
Las creencias ancestrales en gigantes, debió surgir hace muchos miles de años, por efecto de la visión de algún suceso extraordinario o de observaciones, interpretadas incorrectamente por influencia de la mitología comunitaria, la falta de acceso a fuentes de información y la falta de conocimientos sobre el tema. Tal situación ha favorecido la fantasía y la irracionalidad, generando a lo largo de los siglos, multitud de narraciones míticas, infinidad de relatos extraordinarios, incontables cuentos maravillosos y centenares de leyendas populares.
En la trama narrativa de los relatos de ese tipo, siempre aparecen como co-protagonistas o como simples personajes secundarios, unos colosales oponentes, monstruosos por su constitución más o menos humanoide, por su talla colosal, su fuerza descomunal y sus malvados instintos, a este tipo de monstruos tendrán que enfrentarse los humanos, haciendo uso de su astucia.
Ilustración de Carl Offterdinger (1829 - 1889) para el cuento "Das tapfere Schneiderlein" o "Siebene auf einen Streich" ("El sastrecillo valiente" o "Siete de un golpe") que formaba parte del libro "Mein erstes Märchenbuch" (Mi primer libro de cuentos de hadas).
Un astuto sastre consigue eliminar a dos gigantes que aterrorizaban la comarca y, como premio, casarse con la hija del rey.
Escondido en la copa de un árbol, dirige las acciones de un estúpido gigante, en su propio beneficio
Tales creencias mítico-legendaria se mantuvieron vigentes y de forma bastante generalizada, hasta mediados del siglo XVIII, entre muchas de las personas que participaban de los conocimientos y creencias, propios de las clases sociales más cultas de las ciudades y países de toda Europa.
Tal situación motivó y mantuvo enconadas controversias, por toda Europa, entre los gigantófilos, defensores de la realidad de los gigantes, y los gigantófobos, contrarios a la realidad de los gigantes.
Las disputas que son conocidas, documentalmente, se sabe que existieron ya en tiempos de la Grecia clásica, entre filósofos de la Escuela jónica, de Mileto y de Éfeso (Asia menor, actual Turquía), que defendían una concepción del mundo de tipo materialista, es decir, física, naturalista y racionalista y filósofos irracionalistas, predominantes en esa época (s. VI a. C.), que defendían una concepción del mundo de tipo mítico, mágico y panteísta.
El conflicto entre ambas concepciones, contrapuestas, se extendió, evolucionando y manteniéndose, bajo enfoques distintos, persistiendo hasta los tiempos de la Ilustración y aún más allá, como sucede en la actualidad, entre algunos sectores de creyentes, situados al margen de la ciencia.
Cubierta del libro de J. Torrubia. Aparato para la Historia Natural española. Imprenta de los herederos de D. Agustín Gordejuela. Madrid. 1754.
En esta obra general se trata insistentemente y en diversas ocasiones, sobre el origen diluviano de los fósiles y sobre los huesos de gigante hallados en Europa y en las colonias españolas en América. En la traducción alemana de 1773, Torrubia mantiene el mismo discurso.
Imagen: Galería de paleontólogos españoles
Un buen ejemplo de tal situación de enfrentamiento entre representantes de tales facciones contrapuestas, fue el caso de dos eminentes y eruditos eclesiásticos, españoles. Fray Benito Jerónimo Feijoo, ilustrado y racionalista y fray José Torrubia naturalista, precursor de la moderna paleontología española, pero demasiado influido por mitos cristianos y paganos. Ambos mantuvieron durante algunas décadas, enfrentamientos por medio de razonamientos, argumentos y contrargumentos, publicados en diversos medios, atacando o defendiendo la posibilidad o la imposibilidad de la existencia de gigantes, en tiempos antiguos o modernos.
Feijoo escribió una extensa colección de ensayos titulada Teatro crítico universal, o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, publicada desde 1726 hasta 1740. Su objetivo era intentar demostrar que muchas creencias populares, asumidas como ciertas, eran falsas y convencer mediante razonamientos basados en la lógica científica de la época. Algunos de ellos combaten la insensata credulidad en gigantes.
Torrubia, autor del Aparato para la Historia Natural española, publicado en 1754, insistente en diversas ocasiones, sobre el origen diluviano de los fósiles y sobre los hallazgos de "huesos de gigante" no sólo en Europa, sino también en las colonias españolas en América. En la traducción alemana del Aparato, publicada en 1773, seguía manteniendo sus ideas. Pero lo más interesante, para el tema que nos ocupa, es que escribió un tratado titulado "Gigantologia Spagnola Vendicata", argumentando y defendiendo la realidad de la existencia de los gigantes. El libro fue publicado, en Italia, en 1760 dado que en España predominaban las posiciones críticas y contrarias a la existencia de gigantes. Este libro de Torrubia fue el manual de todos los gigantólogos europeos, durante todo el s. XVIII.
En Francia, a principios del s. s XVII, se dio un caso semejante, a partir del hallazgo de unos grandes huesos, en una explotación de arena de Saint Romans, en el Bajo Delfinado (Francia). Supuestamente, habían sido encontrados dentro de un sarcófago de piedra, de 10 m., con la inscripción " Teotobocus Rex" que además de los gigantescos huesos, contenía cincuenta medallas o monedas con la efigie del general y cónsul, romano, Cayo Mario que en el año 102 A. C. venció al ejército formado por los teutones y sus aliados cimbrios y ambrones, en la batalla de Aquae Sextae (la actual Aix-en-Provence, Francia).
Una vez reconstruido el pretendido esqueleto del rey de teutones, cimbrios y ambrones, resultó que medía 7,5 m. de altura.
Se inició una polémica entre médicos, cirujanos y anatomistas, sobre la verdadera naturaleza de los huesos encontrados cerca del castillo de Chaumont. Dividiéndose en dos bandos, el de los gigantófilos que los atribuían a humanos gigantes y el de los gigantófobos que los atribuían a antiguos elefantes, rinocerontes... ballenas.
Nicolas Habicot cirujano, gigantófilo y Jean Riolan "le Jeune", anatomista gigantófobo, se enzarzaron en una disputa que duró cinco años y generó la publicación de varios folletos de contenido defensivo-ofensivo.
Cubierta de libro Gygantostheologie ou Discours des os d'un geant, escrito por Nicolas Habicot, médico y cirujano francés, gigantófilo acérrimo, publicado en 1613. También es autor de Antigigantologie, ou Contrediscours de la grandeur des géans, otro libro de la misma temática, publicado en 1618
Imagen: Drouot catalogue
A pesar de todos los avances sociales y culturales alcanzados a partir de la Revolución Industrial, la creencia en gigantes, resistió entre las personas de las clases populares, especialmente en los ambientes rurales, hasta mediados del siglo XIX, dado que participaban de los conocimientos y creencias, propios épocas anteriores, mucho más atrasadas.
Cubierta de Gigantologie. Histoire de la Grandeur des Geants, libro escrito por Jean Riolan "le Jeune", médico-cirujano y gigantófobo, publicado en 1618. También es autor de Gigantomachie pour respondre à la Gigantostologie, otro libro de la misma temática.
Imagen: Google Books
A pesar de todos los avances sociales y culturales alcanzados durante el s. XX, en la actualidad, aún quedan gigantófilos, en ciertos grupos en las modernas sociedades industrializadas. Se trata de de crédulos creyentes, más o menos marginales, que defienden la existencia de gigantes, en la antigüedad, contra todas las pruebas y evidencias mostradas por los estudios científicos provenientes de ámbitos tales como la arqueobiología, la biomecánica, la paleontología, la anatomía comparada, la bioestadístca, etc. oponiéndose con teorías basadas en creencias indemostradas, muchas de ellas de base conspiranóica y tendencias psicopatológicas o de base mitológico-profética y tendencia mesiánica-apocalíptica, en cuyo apoyo se aportan indicios de prueba, de nulo valor científico.
Grabado representando una pareja de indios patagones, recibiendo un regalo de un marinero europeo para ganarse su simpatía. La representación gráfica de estos dos individuos de la etnia sudamericana, tehuelche, está muy exagerada. Es posible que el ilustrador nunca hubiera estado en Patagonia y se basó en las descripciones de algún marinero de memoria poco fiable, por su tendencia a exagerar la magnitud de sus experiencias o a distorsionar sus recuerdos.
Imagen: Patagonian giants
La mayoría de los gigantólogos y gigantófilos contemporáneos forman parte de tres grupos sociales característicos, relacionados con la defensa a ultranza de ideas absurdas, basadas en relatos fantásticos que pretenden demostrar mediante el recurso a hechos únicos de los cuales sólo han sido testimonio ciertos individuos "elegidos" y la presentación de indicios o pruebas creadas, al efecto, o producto de interpretaciones erróneas y tendenciosas de sucesos atípicos, infrecuentes o poco conocidos o las afirmaciones de personas "iluminadas" que gozan de autoridad profética o superioridad intelectual.
- Los criptozoólogos que manifiestan una fe ciega en ciertos relatos legendarios en los que se citan a seres de aspecto humanoide de gran talla, como el Yeti o el Big foot. Idea basada en raros e increíbles avistamientos de tales seres, realizados por los habitantes de la zona o por viajeros.
Imagen: How Bigfoot Works
Este tipo de "visiones fugaces" y relatos incoherentes sobre un tipo de fauna inexistente, están relacionadas con la firme creencia de que existen seres extraordinarios, aún no descubiertos por la ciencia, por el mero hecho de que viven en lugares remotos, difiilmente accesibles e inexplorados, en los que habitan y se ocultan seres de tamaño considerable, a pesar de lo que sólo han sido vistos, alguna rara vez, por los nativos.
Algunas veces la creencia criptozoólogica, se ver reforzada y apoyada con el descubrimiento en el interior de zonas selváticas de nuevas especies animales, de talla considerable, antes desconocidas y también por determinados hallazgos paleontológicos, modernos, como sería en el caso que nos ocupa, el hallazgo de los restos de Gigantophitecus.
Representación de una escena prehistórica, en la que un grupo de Homo erectus intenta cazar Gigantopithecus blackii , esta escenificación está en la parte más antigua del parque temático "Sauriergarten Großwelka" dedicado a la exhibición de reproducciones de dinosaurios y otros asuntos prehistóricos, en Bautzen-Kleinwelka (Alemania). Fotografía de Frank Vincentz.
Imagen: Gigantopithecus Wikipedia
- Los ufólogos, creyentes en la certeza de que existen civilizaciones superavanzadas tecnológicamente que habitan en planetas lejanísimos, algunas "razas" tendrían aspecto humanoide, estatura sobrehumana y estarían dotadas de una inteligencia muy superior a la humana. Creen en la realidad de que esos gigantes, desde hace milenios, son capaces de realizar grandísimos viajes interplanetarios. Ese tipo de visitantes, extraterrestres, gigantes habrían podido crear las especies humanas por medio de la modificación genética de ciertas especies de simios antropomorfos o que habrían sido quienes instruyeron a los hombres, prehistóricos, en los rudimentos de la filosofía, las artes, la medicina, la técnica y la ciencia. Incluso, gracias a su avanzada tecnología, habrían construido diversos monumentos megalíticos, distribuidos por todo el mundo.
Fotomontaje que sigue circulando por Internet desde el año 2004, especialmente en páginas web y blogs de iluminados bíblicos y conspiranóicos ufolófilos, de todo género y nacionalidad. Imagen utilizada, entre otros muchos fotomontajes, como prueba irrefutable de la existencia de gigantes. Tales hallazgos arqueológicos de sus restos... siempre son hechos desaparecer por los intereses, bastardos, de gobiernos materialistas y de instituciones científicas darwinistas. :D
Imagen: "Giant Skeletons" Fuel Web Hoax
- Los ultraortodoxos literalistas de las tres grandes religiones momoteístas, mantienen la creencia en gigantes, antediluvianos y hasta postdiluvianos. Ya que son citados en algunos pasajes de diferentes relatos de los que constituyen los textos míticos, incluidos en los libros más sagrados que son propios de cada una de las tres grandes religiones bibliófilas: las Sagradas Escrituras judáicas, el Corán musulmán y la Biblia cristiana. De tales gigantes se mencionan sus características físicas, su actitud, comportamiento y relaciones con los humanos, en diversas ocasiones y circunstancias.
Imágenes mostradas por documentos creacionistas, mostrando unos grandes fémures como pruebas irrefutables, según sus promotores, de la existencia de gigantes antediluvianos que perecieron durante el Diluvio.
Imagen:
Por supuesto, en las culturas antiguas, de tipo animista o politeísta, de toda Europa, también son citados los gigantes, descritas sus características físicas, su actitud, comportamiento y relaciones con los humanos, en diversas ocasiones y circunstancias.
Las creencias ancestrales en gigantes, debió surgir hace muchos miles de años, por efecto de la visión de algún suceso extraordinario o de observaciones, interpretadas incorrectamente por influencia de la mitología comunitaria, la falta de acceso a fuentes de información y la falta de conocimientos sobre el tema. Tal situación ha favorecido la fantasía y la irracionalidad, generando a lo largo de los siglos, multitud de narraciones míticas, infinidad de relatos extraordinarios, incontables cuentos maravillosos y centenares de leyendas populares.
En la trama narrativa de los relatos de ese tipo, siempre aparecen como co-protagonistas o como simples personajes secundarios, unos colosales oponentes, monstruosos por su constitución más o menos humanoide, por su talla colosal, su fuerza descomunal y sus malvados instintos, a este tipo de monstruos tendrán que enfrentarse los humanos, haciendo uso de su astucia.
Ilustración de Carl Offterdinger (1829 - 1889) para el cuento "Das tapfere Schneiderlein" o "Siebene auf einen Streich" ("El sastrecillo valiente" o "Siete de un golpe") que formaba parte del libro "Mein erstes Märchenbuch" (Mi primer libro de cuentos de hadas).
Un astuto sastre consigue eliminar a dos gigantes que aterrorizaban la comarca y, como premio, casarse con la hija del rey.
Escondido en la copa de un árbol, dirige las acciones de un estúpido gigante, en su propio beneficio
Imagen: El sastrecillo valiente
Los gigantes suelen ser, en general, enemigos más salvajes, forzudos, malvados, impíos y crueles que inteligentes, por lo que suelen acabar vencidos por, dioses, santos o ciertos héroes humanos. En general, los gigantes han tenido un papel muy destacado, en los relatos fantásticos, como enemigos viscerales de los humanos y de sus dioses, son raros los relatos que incluyen gigantes buenos, amigos de los dioses, y amistosos con los humanos.
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