martes, 1 de mayo de 2018

Folclore paleontológico italiano (8)

Heraclio Astudillo-Pombo. Universitat de Lleida

Unos curiosos fósiles marinos, cuya forma, abundancia y cotidianidad hicieron volar la imaginación popular en la región de Calabria (Italia)



Introducción

¿Un fósil que ha entrado a formar parte de la vida cotidiana, de las tradiciones y del imaginario popular de una comunidad humana, al mismo tiempo,  puede llegar a convertirse en un objeto que haga referencia a la antigüedad remotísima de la vida en aquel territorio y que  desafíe todos los intentos científicos de determinación específica con precisión y objetividad? Pues esto es lo que sucede, en la región italiana sureña de Calabria, con un fósil del Mioceno superior que resulta singular por su aspecto y vulgar por su abundancia. Se trata de un grupode especies y subespecies de unos equinoideos del género Clypeaster, que es particularmente abundantes en la zona del Monte Poro, un gran saliente del territorio que forma parte de la linea de costa italiana de Calabria. Se trata de una elevación del terreno de modesta altitud que se extiende dentro del mar Tirreno y que es llamado pomposamente Monte o Promontorio de Poro o  de Tropea, dentro de los límites territoriales de la provincia calabresa de Vibo Valentia


Columna estratigráfica de la importante localidad fosilifera calabresa de Cessaniti, con la sucesión litológica y faunística
Imagen: Geologica Romana 41 (2008), 25-34

La zona del Monte Poro un paraíso paleontológico mioceno

En la zona de Poro, los ejemplares de Clypeaster suele encontrarse muy fácilmente, pues aparecen en casi cualquier lugar campestres o que no esté demasiado urbanizado. Suelen hacerse visibles incluido en los estratos de rocas areniscosas que constituyen los resaltes de las terrazas agrícolas,  los taludes que bordean los caminos rurales o las carreteras principales, pero también a lo largo de las paredes de las paredes de los acantilados de la costa del mar Tirreno. Incluso se les puede encontrar aún en mayor cantidad, en los frentes de explotación de las antiguas canteras de aprovechamiento industrial de los estratos de arenisca poco cementadas, denominadas por los geólogos "Areniscas con Clypeaster". Antiguamente se extrajo en estos lugares ese tipo de arenisca porque de ella se podía obtener arena suelta muy fácilmente y con poco esfuerzo, luego esa clase de árido era extraído con destino a proveer la demanda de arena del sector de la construcción de la zona. Cuando su rendimiento disminuyó mucho o cesó la demanda quedaron totalmente abandonadas, razón por la que actualmente se pueden visitar libremente para buscar allí y recoger libremente, restos fósiles de organismos marinos miocenos del Tortoniense, de una antigüedad   comprendida entre 11,06 y 7,02 Ma de , de diversos tipos. La mayoría de ellos proviene de las denominadas "areniscas con Clypeaster", que además de este tipo de erizos también contienen otros restos fósiles de organimos marinos, tales como bivalvos, gasterópodos, balanos, braquiópodos y diversos géneros de otros equínidos, y también de las "arenas amarillas con Heterostegina", formadas por bancos de los delgados caparazones de los macroforaminífero de la especie Heterostegina papyracea que además contiene braquiópodos de la especie Terebratula sinuosa. Entre los fósiles más abundantes y representativos, están los equinidos del género Clypeaster, pero también pueden recogerse gasterópodos de aguas salobres como Potamides y Cyclops. Entre los más valorados por su escasez están los restos de vertebrados marinos del Mioceno tardío, como son los de tortugas y los de peces cartilaginosos como rayas y tiburones (Isurus
Mucho más raramente y de mayor valor resultan los restos óseos de mamíferos marinos como son los 'sirenios' o 'vacas marinas' de las especies Metaxytherium serresii M. medium o de mamíferos terrestres, arrastrados por corrientes torrenciales hasta la orilla del mar, como los del proboscidio Stegotetrabelodon syrticus, el rinoceronte del género Diceros, la jirafa Samotherium cf. boissieri y los de algunos restos de bovidae  indeterminados.  

Aspecto de un antiguo frente de explotación  de arenisca poco cementadas, en una 
antiguas canteras hoy abandonada. Se puede ver al pie de los diferentes niveles, la arena acumulada procedente de la descomposición natural de la roca y
 del arrastre pun grupo de tres buscadores de fósiles. Fotografía de Franco Russo 
Imagen:Paleoitalia.org 


Los 'clipeastri' unos fósiles ubicuos

Desde la antigüedad, los lugareños se han acostumbrado a la presencia frecuente y al extraño aspecto de este tipo de fósiles, los familiares y ubicuos 'clipeastri'. Nadie se sorprende de su frecuente presencia, entre los nativos de la región, cuando por azar se encuentra con algún ejemplar de este tipo de erizos marinos fósiles, en alguno de los lugares naturales o urbanizados que son más frecuentados por humanos. Pues puede suceder que se les encuentre entre la arena de las playas o bajo el agua a muy poca profundidad, en la orilla del mar. También pueden aparecer súbitamente, del interior de los montones de arena que descargan los camiones procedentes de las diversas canteras de arenisca mal cementada que hay en funcionamiento en la zona norte. Además, pueden hallarse en las cunetas de las carreteras, entre la tierra acumulada que se ha desprendido después de las primeras lluvias otoñales, en los arrastres y deslizamientos que se producen en los taludes más empinados, fenómeno erosivo que suele producirse durante las estaciones en que las lluvias son más fuertes y frecuentes.


En la franja horizontal del centro de la imagen, se puede ver el corte de un estrato de roca de "arenisca de Clypeaster". Se puede observar como sobresale una parte de los caparazones de numerosos erizos fósiles, al ser más resistentes a los efectos destructivos de la erosión meteorológica y gravitacional. Tambien se puede percibir que todos están dispuestos de la misma manera. Fotografía de Franco Russo.
Imagen: Paleoitalia.org

Los ejemplares fósiles del género Clypeaster que se encuentrar incluidos en un gran número dentro de las capas de roca arenisca blanda, suelen aparecer todos dispuestos de la misma manera, con la parte más plana y ancha, abajo y la parte más protuberante, arriba. Tal disposición uniforme de todos los ejemplares se debe a que esas capas geológicas no han sufrido movimientos tectónicos, ni distorsiones volcánicas que hayan modificado su disposición original, por eso los erizos marinos fósiles siguen conservando la misma posición que tenían cuando aún estaban vivos y se deslizaban sobre los sedimentos arenosos del fondo marino, en sus desplazamientos habituales a la búsqueda de alimento, hace más de siete millones de años, durante el Mioceno superior (Tortoniense)

Aspecto de tres ejemplares del género Clypeaster, procedentes de la localidad de Cessaniti (Calabria) en Poro. A la izquierda en vista aboral o dorsal y a la derecha en vista oral o ventral. Los ejemplares 1 y 2 corresponden a la especie C. reidii y el nº 3 a C. scillae. 
Fotografía de Franco Russo
Imagen: Paleoitalia.org


Este equínido fósil es muy común en casi todos los lugares de la región de Calabria, donde ocupa un lugar destacado en el repertorio de fósiles que pueden ser hallados, debido a su extraordinaria frecuencia y por la variedad de formas que muestran sus distintas especies, formando su abundancia y diversidad una de las características dominantes de la fauna marina fósil de aquella zona. Ninguna otra región italiana, con la excepción de Cerdeña, puede igualar a la de Calabria, no sólo por la abundancia de este tipo de singulares equinoideos, sino también y sobre todo, por su perfecto estado de conservación y facilidad de extracción de la matriz sedimentaria.


Folclore turístico moderno

Su tamaño considerable y su curiosa forma que puede ser ligeramente abombada, en unos casos, o más o menos prominente en otros, según la especie de que se trate, o de forma piramidal en el caso de los ejemplares de Clypeaster portentosus hacen que resulte fácilmente visibles. A estas cualidades hay que añadir otra que los hace más atractivos aún: su sorprendente decoración, pues sobre su dorso tienen una figura en forma de estrella o de flor formada por el conjunto de cinco curiosos relieves abultados, rodeados de un surco contínuo, ligeramente deprimido, mientras que en su parte inferior tiene un orificio central del que salen cinco surcos radiales, también de aspecto estrellado. Este conjunto de características tan particulares y vistosas, tal vez hayan hecho que estas "piedras"sean una clase de objetos naturales que resulten muy atractivos la vista y muy fáciles de obtener, por lo que con frecuencia se les ve siendo destinados a ser usados como agradables objetos naturales de decoración. 

Su curiosa forma plana-protuberante, con aspecto de volcancitos, pastelitos o galletas, según sea su especie, adornada con unos relieves que parecen representar una especie de estrella de cinco brazos o flor de cinco pétalos, parece haber resultado muy atractivo para la gente que viene desde otros lugares alejados, en los que este tipo de fósiles están ausentes. Muchos visitantes forasteros los recogen gozosamente durante su estancia en esta zona calabresa, quizás como un testimonio material de su viaje o, tal vez, como una hermosa curiosidad natural local que luego, a la vuelta de la visita, se llevarán a su alejado lugar de residencia habitual para enseñarla a sus amigos.

Debido a sus cualidades formales y ornamentales, no resulta nada extraño encontrar este tipo de erizos marinos fósiles, siendo usado como "pisapapeles", en diversos negocios locales que abarcas desde los kioskos de prensa hasta los chiringuitos playeros. 
También se les puede encontrar en tiendas de 'souvenirs' y mercadillos callejeros, ofrecidos a la apetencia compradora de los turistas más 'chavacanos', una vez que los ejemplares han sido coloreados artificialmente, cubiertos con pinturas de los colores más  impensables y los tonos más chillones. Ofrecidos como una clase de recuerdos turísticos típicos de su estancia veraniega en la "lejana y exótica" Calabria, pues resultan muy llamativos de aspecto y bastante económicos de precio. Siendo objetos vulgares en su lugar sureño de origen, sin embargo resultan muy raros en el centro y norte de Europa, por lo que pueden ser llevados por los turistas "del norte" hasta sus lugares de procedencia, con la finalidad de decorar muy "llamativamente" algunos rincones de la casa o del negocio o para sorprender a sus vecinos.


Folclore recreativo rural antiguo

En el mundo rural calabrés, con anterioridad al siglo XX, este tipo de fósiles tan abundantes como llamativos, habían alimentado algunas creencias supersticiosas y ciertas costumbres populares tradicionales muy particulares que actualmente nos resultan muy curiosas. Pero a pesar de la gran familiaridad mantenida con este tipo de fósiles, aquellas gentes sencillas y humildes nunca llegaron a intuir ni a desvelar su verdadera naturaleza de antiguos organismos marinos fosilizados. 

En su trabajo sobre la geología regional calabresa “Memorie per servire alla descrizione geologica della Calabria”, publicado en 1925, el paleontólogo Giuseppe Checchia-Rispoli recogió algunos aspectos del folclore local, anterior al siglo XX, relacionado con este tipo de fósiles. Esto fue lo que escribió al respecto:

"Las personas más ancianas dicen que, antiguamente, estas " extrañas piedras " habían servido como diversión infantil durante la época navideña, debido al hecho de que estos equinoideos fósiles, al entrar en contacto con el fuego, empezaban a chisporrotear vivamente y a detonar enérgicamente, garantizando un espectáculo pirotécnico  sorprendente."
Es decir que los fósiles de Clypeaster, tan familiares en la zona, formaban parte del folclore infantil y familiar, típicamente ivernal y navideño, de la región calabresa. en asociación con el fuego...y quizás, como recuerdo de antiguos rituales domésticos relacionados con el culto a los ancestros...y/o a la divinidad solar, en ocasión del solsticio de invierno.

"También contaban las personas más ancianas que durante las noches de verano, con ocasión de las celebraciones del fin de la siega y la cosecha, los recolectores más jóvenes disfrutaban mucho combinando algunas notas musicales de la tarantela, con los chisporroteos producidos diestramente, lanzando fragmentos de clipeaster en las fogatas cercanas, de la manera oportuna." 

Grupo de campesinos bailando la tarantella, según una representación dibujada y coloreada al gouache, por Saverio della Gatta (Italia, 1777-1827).
Imagen: Getty Images

Vemos que los fósiles de Clypeaster también formaban parte del folclore campesino estival, relacionado con las fiestas de celebración de la cosecha de cereales. Pero como la tarantela es un baile popular muy antiguo que desde la Edad Media se había usado con finalidades mágico-curativas, para sanar ciertos tipos de demencias e intoxicaciones supuestamente causadas por la picadura de las arañas tarántulas o de otros animales venenosos, tal vez, primitivamente los efectos pirotécnicos causados por la cremación de los fragmentos de clipeaster no tuviera un finalidad recreativa, sino mágica, conservado su recuerdo en forma lúdica.


Folclore lingüístico

El nombre común culto que se ha utilizado en toda Italia, desde mediados del siglo XIX, para referirse a los ejemplares de clipeaster es el de clipeastro que es una vulgarización del nombre científico genérico Clypeaster, impuesto por Lamarck, en 1801El nombre del género, Clypeaster, se deriva de la contracción de dos nombres latinos: "clypeus" que significa escudo redondo  y "aster" que significa estrella, con referencia a las formas típicas de este grupos de organismos.

Debido a la abundancia y amplia distribución geográfica de este género de fósiles, se ha podido constatar que en las diferentes localidades de Calabria, los nombres dados a los clipeasteres, varían mucho de una zona a otra y están motivados por un enfoque particular sobre alguna de sus características morfológicas más relevantes. 


Esquema geográfico de la zona costera calabresa del Monte Poro, con la situación de las diversas localidades. En color amarillo los núcleos costeros y en negro los del interior en terreno más montuoso.
Imagen: La Costa degli Dei e l'entroterra del Monte Poro - Serre


El recuerdo lejano de aquella piedra chisporroteante que antiguamente era conocida popularmente como pietra che spara”, es decir, "piedra que dispara”, aún sigue vivo hoy en día en el léxico popular de algunos pueblos de Calabria. El uso lúdico y festivo que se les dio antiguamente a los ejemplares de clipeaster ha perdurado en el nombre popular dado a este tipo de erizos marinos fósiles, pues se le llama popularmente "petrispara” que es una contracción de pietra che spara

En las estribaciones de las Sierras Vibonesas, a los clipeaster se les llama "vulcaneji", es decir, "volcancitos" por su similitud con un pequeño volcán, especialmente adecuado cuando el ápice del caparazón está ausente por no haberse conservado completo. 

En la zona de Nicotera y Capo Vaticano, se les denomina “stelletti” , es decir, "estrellitas", evidentemente, por los cinco relieves en forma de pétalos que parecen esculpidos, sobre la superficie superior del 'exoesqueleto’ o caparazón de estos fósiles.

En Belcastro, sin embargo, se les llaman "panicelli" , es decir, "panecillos" debido a su forma característica, vagamente semejante a la de una clase de panecillos tradicionales denominados “michetta
En estudios del folclore paleontológico de Inglaterra, también se ha constatado una antigua atribución popular semejante a los equinidos del género Micraster pues fueron denominados "panes de hadas" (“fairy leaves”), y se les consideraba objetos con podres mágicos propiciadores para hacer crecer la mass del pan, tal como informa la paleontóloga Antonella Cinzia Marra, en su artículo "Ovum anguinum: l’universo in un riccio di mare en la sección temática dedicada al folclore paleontológico, titulada "FOSSILI ... CHE MITO!" (pp. 14-18) en el  número 21 de Boletín PaleoItalia.


Investigación y divulgación

Hoy día aún se conserva un considerable margen de incertidumbre para la determinación del nivel taxonómico específico de estos equinoideos italianos, ya sea por la gran diversidad morfológica del género, como por la insuficiente literatura publicada, o tal vez sea porque en el ámbito de la investigación equinológica especializada, el estudio se ha limitado al de la observación y comparación de la variabilidad de los caracteres morfológicos externos. 
Después de los valiosos estudios sobre este género de equínidos fósiles, en la zona de Calabria, realizados por G. Checchia-Rispoli (1925, 1940) y por M. Imbesi Smedile (1958), sería deseable y es muy necesario que se despertara de nuevo el interés por el estudio de este hermoso género de equínidos fósiles.

En la sede social del Grupo Paleontológico Tropeano, situada en el edificio de la antigua escuela de Educación Secundaria de la localidad de Parghelia (provincia di Vibo Valentia) fue inaugurada una exposición permanente para mostrar a los visitantes y a los locales interesados, la extraordinaria variedad de formas que han podido adquirir los millares de ejemplares del género Clypeaster, descubiertos hasta ahora en la cuenca miocena de Cessaniti-Zungri en la provincia calabresa de Vibo Valentia.




Fuentes:

- Carone, Giuseppe. 2009. "Il Clipeastro: una presenza discreta che fa volare la fantasia" PALEOITALIA. Newsletter della Società Paleontologica Italiana. Modena.  Numero 21. Dicembre (p. 19-21) 
- Gramigna, Pierparide; Guido, AdrianoMastandrea, Adelaide  & Franco Russo. 2008The paleontological site of cessaniti: A window on a coastal marine environment of seven million years ago (Southern Calabria, Italy) Geologica Romana, 41 (25-34
- Mastandrea, Adelaide y Ruso, Franco. Cessaniti (Calabria): Galletas y vacas marinas. PALEOITALIA. Sitios de interés paleontológico italiano 
- Pacciarelli, Marco & Rombolà, Francesco. 2005. "Il Promontorio del Poro: Geografia e Risorse", en "L'archeología prehistorica e protohistórica nel promontorio de Poro". Universidad Federico II de Nápoles

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