lunes, 8 de enero de 2024

Folclore paleontológico húngaro (3)

por Heraclio ASTUDILLO-POMBO. Univ. de Lleida

Interpretaciones fabulosas y relatos legendarios en algunas localidades del entorno del lago Balaton (Hungría) (1)

Las pezuñas petrificadas de cabra, del lago Balaton (Hungría) (1)

Introducción 

En la entrada de hoy retornamos al folclore paleontológico húngaro, para dar a conocer diferentes versiones literarias de unas pocas interpretaciones legendarias de origen popular sobre la formación misteriosa de unos objetos pétreos de aspecto familiar. Esos objetos similares a pezuñas caprinas petrificadas, son los restos desgastados de conchas fósiles de un tipo de pelecípodo particular (Congeria ungula caprae). Su presencia en las orillas del lago Balaton era mucho más notoria por su abundancia tras las tempestades más violentas, durante las cuales el oleaje de las embravecidas aguas del lago las vomitaban sobre la arena de sus orillas, para asombro de los habitantes del contorno y de los visitantes forasteros.

El lago Balaton, con más 77 kms. de largo y 5 kms de ancho, es el mayor lago de agua dulce de Europa del Este y uno de los mayores de Europa. Por sus grandes dimensiones es denominado el "mar" húngaro. En la península Tihany que forma un promontorio de su orilla norte, se encuentra uno de los más antiguos monasterios benedictinos de Hungría, en su cripta se conserva la tumba del rey Andrés I, quién fundó este monasterio en 1055.

Aspecto de una acumulación de zonas umbonales de valvas de Congeria ungula caprae, en las orillas del lago Balaton. Estos fragmentos son conocidos localmente con el nombre popular de "pezuñas de cabra" ("kecskekörmök") o "pezuñas de cabra del Balaton" ("Balatoni kecskekörmök")Imagen: Congeria Sailing Team:  https://www.facebook.com/congeria/photos/pb.100063638973218.-2207520000/1459068771068032/?type=3

Antiguamente, su presencia y origen era justificado por medio de fantasiosas explicaciones mágico-fabulosas que dieron origen a varias narraciones de tipo legendario, algunas de las cuales fueron adoptadas y versionadas por escritores húngaros de la época romántica.

Las diferentes versiones legendarias

Se presentarán resúmenes de los diferentes relatos legendarios que hacen mención del origen de los restos fósiles de la parte del umbo de las valvas de Congeria ungula caprae, pues la reproducción fiel del contenido literario de cada una de las diversas leyendas ocuparía demasiado espacio y tiempo de lectura, sin sentido en un blog como es este.

Furia, maldición y rencor del rey de Hungría

Por el protagonismo real y divino, la elemental estructura y el mensaje religioso del relato y su relación con hechos históricos reales, probablemente estos son los relatos más antiguos y populares que intentan explicar el origen de las pezuñas petrificadas de cabra, del lago Balaton, de todos los reunidos y presentados aquí.

Según cuenta uno de los tres relatos recogidos, protagonizados por el rey de Hungría: D
ebido a los enormes gastos necesarios para organizar, pertrechar y transportar un gran ejército de miles de caballeros e infantes con el que acudir a Tierra Santa, a socorrer a los cristianos que resistían el empuje bélico de los musulmanes, el país entero y el propio rey András II se habían empobrecido enormemente. El rey Andrés II de Hungría se preguntaba cómo podría conseguir más dinero para poder reponer todo el que había gastado en su expedición cruzada, para participar en la Quinta Cruzada, yendo a defender los Santos Lugares, en Palestina, sin tener que grabar al pueblo y a la aristocracia con nuevos impuestos. 
Alguien de su entorno le dijo que en el condado de Zala vivía un ganadero muy rico que tenía tanto dinero como paja y que tenía tantas cabras que no se podían contar. El rey se alegró tanto con la noticia que fue él mismo, en persona, hasta el lugar en donde vivía el rico ganadero para pedirle un préstamo o una donación para su causa. Pero al ganadero no le pareció un buen negocio y le dijo al rey que su informante le había engañado sobre su gran fortuna y enorme patrimonio. Que realmente estaba arruinado, que sólo tenía un rebaño de cabras que ni siquiera le daba lo suficiente para vivir dignamente y que por tanto no podría ayudarle económicamente. Perjurando, por Dios y por su fe cristiana, que no disponía del dinero que el rey le solicitaba.
El rey se enojó tanto por este burdo intento de engaño que maldijo al pastor y a sus rebaños, diciendo con gran enfado:
¡Pero como Dios sabe que mientes y que tienes mucho dinero escondido y numerosos rebaños, y no quieres ayudar a la causa cristiana, te castigará y hará que perezcas con todos tus bienes y rebaños!

Escultura que recuerda a los fallecidos en el naufragio del vapor 
Pajtás, el 30 de mayo de 1954, en el lago Balaton. Pero también podría servir para recordar la leyenda del rico ganadero ahogado con su rebaño, al producirse la formación milagrosa del lago Balatón, como castigo a su avaricia. 
Imagen: /Blog los viajeros.com
https://www.losviajeros.com/Blogs.php?e=66460&q=Hungria-Lago-Balaton

Cuando el rey se marchó sucedió 
un milagro, sonó un trueno y la tierra se abrió, y por aquella abertura salió tanta agua que el pastor, su casa y todos sus rebaños de cabras fueron tragados por las aguas que salieron del interior de la tierra. En las aguas del lago recién formado murieron ahogados el pastor y todas las cabras de sus rebaños.
De esta manera catastrófica y milagrosa fue como se formó el lago Balatón y por ese origen en el barro de las orillas del lago, todavía, se pueden encontrar las pezuñas petrificadas, procedentes de los cuerpos de cientos de cabras tragadas por el agua del lago, formado como castigo divino al egoísmo de su amo, siendo conocidas popularmente como "pezuñas de cabra" del lago Balaton.

Fuente: Dénes Lengyel: Antiguos cuentos húngaros

Debieron existir otras varias versiones más o menos semejantes, como la recogida por el paleontólogo alemán Othenio Abel (1939: 68) de un informante local. En esta otra versión, el rey húngaro era András I (1046-1058). Los hechos legendarios ocurrieron cuando el rey recaudaba dinero con el que quería financiar la edificación de una iglesia, en la península de Tihany, para dedicarla a la veneración de la Virgen María, como núcleo fundacional de un futuro monasterio, ocupado por una comunidad de monjes benedictinos, responsables de organizar las actividades de culto

Escultura del rey András I, fundida en bronce, existente en la localidad de Zirc (Hungría). Se le ha representado con el modelo de la Abadía de Tihany, en su mano derecha, este detalle lo identifica como su fundador. Imagen: Ziegenklauen und Riesenknochen. Fossilien und Sagen 

La población de Tihany comenzó a formarse y creció en derredor a esta abadía benedictinaCuenta la leyenda que el rey Andrés I, angustiado por la falta de dinero con el que llevar a cabo su magna obra religiosa, recurrió a visitar a un rico propietario de grandes rebaños de cabras, asentado en las orillas de lago Balaton, cerca de la península de Tihani, pero el rico ganadero se negó a prestarle la ayuda económica que el rey le solicitaba, esgrimiendo argumentos falsos y razonamientos engañosos. El rey indignado por las evidentes mentiras del ganadero y furioso por la negativa del préstamo solicitado, pidió a Dios que castigara al ganadero por mentiroso y luego maldijo a los rebaños de cabras. Poco tiempo después todas las cabras enloquecieron y se dirigieron en masa hacia el lago Balaton, en cuyas aguas se fueron introduciendo, muriendo todas ahogadas. Las pezuñas petrificadas de cabra que luego aparecieron y que aún siguen apareciendo en las orillas del lago, serían la prueba evidente de la realidad de aquella hecatombe caprina portentosa, como castigo a su avaro propietario.

En una tercera versión, el protagonista del relato legendario fue el rey de Hungría Bela IV (1235-1270). Cuenta la leyenda que Béla IV, rey de Hungría y Croacia entre 1235 y 1270, huía de los tártaros tras una batalla perdida. No tenía dónde refugiarse y el enemigo le pisaba los talones, en aquellos angustiosos momentos solamente le acompañaba su única posesión, un preciado rebaño de cabras. Huyendo a la desesperada, finalmente acabó  refugiándose en un lugar sin escapatoria posible, la península de Tihany, creyendo que allí sus perseguidores le perderían la pista. 

Miniatura representando al rey Bela IV de Hungría, huyendo de los perseguidores  mongoles que intentaban capturarlo tras la derrota sufrida en la batalla de Mohi, en 1241. Es una lástima que el ilustrador no haya incluido, en esta representación gráfica, al legendario rebaño de cabras que le acompañaba. Imagen: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Orden_de_San_Esteban_de_Hungr%C3%ADa

Pero los enemigos tártaros que lo perseguían de cerca, sin llegar a perder su rastro, descubrieron su escondite y lo cercaron, amenazándole con quitarle el apreciado rebaño.  Entonces el rey Bela IV de Hungría, para que sus preciadas cabras no cayeran en manos de los enemigos tártaros, condujo su rebaño hacia la orilla del lago Balaton y luego arreándolas con tristeza las condujo hasta el interior del lago donde todas se ahogaron. Las pezuñas de aquellos pobres animales sacrificados por su dueño para que no se convirtieran en botín del enemigo, se convirtieron en piedra y desde entonces han sido arrastrados por las olas hasta la orilla del lago Balaton, sin que disminuya su número. 


Relatos protagonizados por princesas cantantes, princesas silenciosas, príncipes enamorados, reyes de las olas furiosos, pastoras absortas, viejas diabólicas envidiosas y cabras de pelo dorado, pastores flautistas y ninfas seductoras  (1)

Las restantes relatos legendarios por el tipo de protagonistas, el fantasioso mensaje y la elaborada estructura del relato y que no se relacionan con personajes o con hechos históricos, pertenecen a la categoría del cuento maravilloso más que al de la leyendas popular. Probablemente estos son los relatos más modernos y menos populares de todos los reunidos y presentados aquí, relacionados con el intento de explicar el origen de las pezuñas petrificadas de cabra, del lago Balaton.

Las cabras de pelo dorado, la joven pastora y la vieja diabólica 

Una vieja jactanciosa y envidiosa, esposa de un granjero malicioso que era dueño de un rebaño de hermosas cabras de pelo blanco como la nieve, que habitaba en el promontorio de Tihany, sintió una envidia maligna cuando inesperadamente vio aparecer una hermosa muchacha forastera que pastoreaba, en la orilla del lago, un magnífico rebaño de cabras de pelaje y pezuñas doradas. Aquella muchacha y su rebaño se instalaron en la punta extrema del promontorio de Tihany, donde aprovechaban la abundancia de fresco y tierno pasto y agua limpia y abundante. 

Empujada por su maldad, la envidiosa y codiciosa mujer del granjero pactó con el Diablo un plan para eliminar a la joven pastora y apropiarse de su rebaño de hermosas cabras. Un día, al anochecer, unció los seis bueyes más fuertes que tenía a un enorme arado y, con ayuda del Diablo se fueron al lugar donde la pastora tenía su refugio. Mientras la pastora dormía y sin hacer ningún ruido para que la muchacha no se diera cuenta, excavó un surco enorme alrededor del lugar donde reposaba la pastora. Era tan ancho y profundo que nunca podría atravesarlo. Entonces el Diablo provocó fortísimos vientos, truenos terribles y enormes olas, cuando la pastora se despertó y oyó la inquietud de su rebaño, quiso llegar hasta sus cabras para calmarlas y conducirlas a un sitio más tranquilo y seguro. Pero no pudo atravesar el enorme surco que el oleaje del lago ya había llenado de agua muy agitada. De repente una fuerte ola arrastró a la desgraciada pastora hasta el interior del surco. Mientras se ahogaba, se despedía entre gritos y lamentos de sus pobres y queridas cabras. Los fieles y atemorizados animales, al oír los lamentos y voces de su ama, acudieron en tropel hacia el surco mortal, lugar donde se ahogaba la pastora. La vieja diabólica, al ver que podía perder su ansiado rebaño de cabras de pelo dorado, corrió para cortarles el paso y detener su precipitación al agua, pero no pudo llegar a tiempo, perdiendo el ansiado rebaño que se ahogó con su pastora. 

El rebaño de la vieja malvada, al ver correr desesperadamente a su ama, acudieron corriendo en tropel hacia donde estaba la vieja, para reunirse con su ama, pero con tan mala suerte que, en el preciso momento del encuentro, llegó una enorme y violenta ola que tumbó a la vieja y a sus cabras y, luego con el reflujo, las arrastró hasta el agua del gran surco, que las arrastró hasta el lago, donde también se ahogaron

De las cabras doradas de la muchacha y de las blancas de la malvada vieja, no quedaron más restos que sus pezuñas petrificadas, como único testimonio y  evidencia de su anterior existencia. Pezuñas de cabra que las aguas del lago escupen desde entonces, periódicamente, cada vez que se produce una fuerte tempestad con fuerte oleaje.

Las dos ilustraciones anteriores son creaciones del artista húngaro Zoltán Zugor, realizadas para iluminar el libro Cuentos populares húngaros, de Benedek Elek, publicado por la Editorial Csodaország & Novum, en 2006.

Continuará