sábado, 14 de julio de 2012

“Huevos de serpiente y lenguas de dragón” (13) (Schlangeneier und Drachenzungen)


Fósiles usados por la medicina popular y la magia defensiva, antes de 1950, en Austria y algunas zonas limítrofes, de países vecinos (Continuación, 12ª parte)

El autor del texto original, en alemán, es el Dr. Julius Georg FRIEBE, del Museo de la Naturaleza del estado federal de Vorarlberg (Vorarlberger Naturschau), en Dornbirn (Austria).
La traducción y adaptación, al español, del texto original alemán, así como la elección de las imágenes ilustrativas, ha sido realizada por Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Dept. de Medi Ambient i Ciències del Sòl, Universitat de Lleida.


Creencias y prácticas populares relacionadas con algunos tipos de fósiles, considerados como “piedras curativas” (Heilsteine) o “piedras protectoras” (Schutzsteine) (Continuación, 7ª parte)


Los “Huesos de mártires” (Knochen von Märtyrern)

En el noreste de Chipre, principalmente, hay muchas cuevas que contienen muchos huesos de hipopótamos enanos (Hippopotamus minor) y, más raramente, de elefantes enanos (Elephas cypriotes), todos ellos datan del Pleistoceno al Holoceno, hace entre 65.000 y 13.000 años, incluso se cree que el hipopotamo se extinguió más tarde, en una fecha situada entre 11.000 y 9.000 años.

Aspecto del esqueleto, recompuesto y articulado, de un hipopotamo enano de Chipre: Hippopotamus minor recién preparado para incorporar a la sala de exposicion de un museo chipriota.
Imagen: Cyprus dwarf hippopotamus

Se trata de acumulaciones de huesos de paquidermos, formadas de manera, muy similar, a como se formaron las acumulaciones de huesos de las cavernas, en algunas zonas alpinas austriacas, en las que hay grandes cantidades de huesos de osos de las cavernas (Ursus spelaeus), como por ejemplo, la Drachenhöhle (Cueva del Dragón), en Mixnitz, en el estado austriaco de Estiria. El nombre de esta cavidad austriaca, proviene de la creencia popular de que los muchos huesos encontrados allí, pertenecían al esqueleto de un enorme dragón.
Estos huesos cavernarios, con frecuencia, han sido malinterpretados de forma muy fantasiosa, por la población local, considerándolos como los huesos de seres imaginados o míticos. Para unos eran los huesos de ermitaños santos y mártires de la fe cristiana, mientras que para otros, eran los restos de gigantes o de dragones que habían habitado aquella caverna, en tiempos remotos.

En Chipre, hay una montaña de mil metros de altura y un radio de dos millas, cuyas cuevas contienen una gran cantidad de huesos, de varios tipos de animales e incluso de seres humanos.
En Kyrenia [antiguamente Cirenes], los habitantes de la zona, afirmaban como si fuera una verdad indudable que, quienquiera que se viera afectado por la fiebre, se podía curar, rápidamente, si bebía un poco de agua a la que se hubiera añadido, un poco de polvo santo, obtenido de raspar los "huesos de santo", recolectados en alguna de las cuevas que había en la montaña.
(Bordone, 1528; citado por Reese, 1993)

Icono de San Phanourios, militar y mártir, con viñetas representando diversas escenas clave, de su vida y su martirio. Este santo es el mártir más famoso de Chipre por ser el patrón de la isla y cuyos restos óseos y, también, los de su caballo, si hacemos caso a la tradición popular chipriota, parecen estar desperdigados por una multitud, increíble, de cuevas por toda la isla.
Imagen: St. Phanourios the Great-Martyr

Mi guía, que era el sobrino del sacerdote ortodoxo griego del lugar, me dijo con reverencia religiosa, que se trataba de los huesos de los denominados "cuarenta santos", y que hasta hacía muy pocos años, entre la población rural de la zona, había prevalecido la vieja costumbre de realizar peregrinaciones hasta aquellas grutas para orar, ofrecer velas y recoger "reliquias óseas" de posterior uso medicinal. (Cesnola, 1877, citado por Reese, 1993)

La vieja costumbre de realizar este tipo de peregrinaciones, en Chipre, todavía estaba vigente hasta, por lo menos, mediados de los años 70 del siglo XX. Igualmente sucedía con la vigencia de la costumbre ancestral de ingerir polvo de huesos fósiles, mezclado con agua, creyendo que tal preparado casero sería un óptimo remedio para casi todas las enfermedades y dolencias conocidas en esa época.

Aspecto de una procesión en honor de Agios Phanourios, en la actualidad, en la isla de Rodas, de la que es patrón protector y donde es especialmente venerado por pastores y por propietarios de animales de rebaño. Un icono preside la comitiva.
Imagen: ascetic life of motherhood.

En este caso, el Dr. Julius Georg FRIEBE, autor del documento original, no hace mención explicita de la posible relación entre los huesos fósiles de la lejana isla chipriota y algunas costumbres populares austriacas relacionadas con reliquias... Partiendo del hecho de que tales fósiles tienen un nombre popular en alemán, quizá no resulte descabellado suponer que tal como sucedía con las "lenguas de san pablo" y "lenguas de serpiente" (glossopetrae) y con la "terra sigillata", procedente de la cueva de san Pablo y alrededores, recolectados en Malta y vendidos en Europa continental, los supuestos "huesos de los cuarenta mártires" chipriotas, también  pudieran haberse exportado huesos fósiles de hipopotamos enanos 
, durante décadas o siglosa gran parte de Europa, pudiendo haber llegado su comercialización farmacéutica hasta Austria.


Las “piedras moneda” (Münzensteine), las piedras dinero (Geldsteine), los “fennigs de Maria de Eck” (Maria-Ecker-Pfennige) y las “lentejas petrificadas” (versteinerte Linsen)  



El caparazón calizo de ciertos tipos de macroforaminíferos, de forma redondeada y aplanada, dentro del que, hace millones de años, se alojaron seres unicelulares de vida marina, de la familia Nummulitidae, en algunos casos, tiene la apariencia de una moneda de piedra y en otras se asemejan a una lenteja, petrificada.
Sus nombres populares austriacos "Geldstein" y "Münzstein", equivalentes, en español a “piedra dinero“ y "piedra moneda", se deben, precisamente, a estas semejanzas.

Extraordinaria delgadez y enorme diámetro de un ejemplar de Nummulites gizhensis, ambas características le dotan de un cierto parecido con una gran moneda de piedra
Imagen: fotografía original de Pierre Thomas

La semejanza con lentejas de piedra, dio origen a este otro nombre popular austriaco: "versteinerte Linsen" o "steinernen Linsen", es decir, "lentejas petrificadas"

Aspecto de una lumaquela numulítica, de matriz margosa, constituida por caparazones de numulites de dos tamaños, los más pequeños resulta muy parecidos a lentejas petrificadas. Fotografía de Silvia Ardanuy
Imagen: Biodiversidad virtual.  https://www.biodiversidadvirtual.org/geologia/Lumaquella-de-Nummulites-sp.

Las acumulaciones de caparazones de macroforaminíferos, generalmente, han llegado a constituir rocas sedimentarias calizas (lumaquelas numuliticas) compactas, pero cuando la fijación de los caparazones fosilizados que proporciona la matriz caliza, es débil como en el caso de las margas o siendo fuerte, como en el caso de las calizas, pero es descompuesta por meteorización, los caparazones se van desprendiendo, individualmente, hasta llegar a formar acumulaciones, más o menos, grandes en las partes bajas del terreno, de los alrededores, en donde se concentran a millares.

El aspecto de algunos tipos de Nummulites ha dado origen a numerosas leyendas populares, ya desde tiempos muy antiguos, puesto que antes de nuestra era, fueron interpretados como antiquísimas lentejas petrificadas.

Las pirámides de Giza o de Guizeh, las más antiguas, mayores y famosas de Egipto, están construidas con grandes bloques de piedra calcárea, concretamente, de caliza numulítica. Con el paso de los siglos desde su construcción, alrededor del año 2570 a. C. y bajo las duras condiciones de intemperización egipcia, numerosos pequeños numulites fósiles se fueron desprendiendo, de los bloques de piedra,  y  se fueron acumulando, a millares, alrededor de la base de las pirámides de Guiza.

Al fondo, recortadas contra el cielo, el grupo de pirámides de Guiza
Imagen: Wikipedia  https://es.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mides_de_Egipto

Cuando el geógrafo y viajero griego Estrabón, (s. I aC a s. I dC), visitó este lugar, aquellos pequeños numulites, fueron interpretados,  como los residuos petrificados de las lentejas con las que se alimentaban los antiguos trabajadores que habían participado, siglos antes, en la construcción de estos grandes monumentos.  Según esta interpretación, las lentejas caídas, al suelo, con el paso del tiempo se habrían ido secando y endurecido, acabando por petrificase completamente.


Las “lentejas petrificadas” (versteinerte Linsen), de Guttaring

Una leyenda popular originaria de Krappfeld, en el estado de Carintia (Austria),  dice lo siguiente:

En la cercana población de Guttaring, existía una iglesia consagrada a Santa Gertrudis. El día de la festividad dedicada a la santa, un agricultor pobre, a pesar de las muchas advertencias en contra que recibió de sus vecinos, en lugar de ir a la iglesia, se fue a su campo y sembró lentejas.
Como castigo, por la profanación del día de la santa, su trabajo quedó maldito y cuando llegó el tiempo de recoger la cosecha, dentro de las vainas de las legumbres, sólo encontró lentejas petrificadas. Entonces se puso a blasfemar y también él acabó convertido en una solitaria piedra que aún, hoy en día, puede verse plantada junto al terreno.

Vista de la población de Guttaring desde el llamado "Das Linsenfeld", es decir, el "Campo de las Lentejas", lugar asociado a una leyenda popular, local. Fotografía original de  Harald Hartmann

Según la misma leyenda. Ese campesino podría volver a la vida, solamente, si alguna persona compasiva y muy trabajadora, se apiadara de él y consiguiera recoger toda la infinidad de lentejas petrificadas, que están esparcidas y mezcladas en la tierra de aquel enorme campo. Sólo entonces, cuando el campo esté completamente limpio de las lentejas malditas, el campesino petrificado conseguirá volver a la vida, tras recuperarse de los efectos petrificantes de la maldición divina. 

Detalle de la tierra del "Das Linsenfeld", en que se puede ver la gran cantidad de pequeños numulites, lenticulares, que aparecen mezclados con la tierra de ese lugar.
Fotografía original de  Harald Hartmann

Las, supuestas, lentejas, petrificadas, y la roca erecta que, supuestamente, es el campesino, convertido en piedra, han permanecido en el paisaje y en la memoria colectiva, de los habitantes de la comarca, no sólo como el legendario residuo de una cosecha maldita, sino también como un recordatorio permanente y bien visible, que ha servido, durante siglos, para mostrar el poder de la ira divina y el riesgo de sufrir un castigo semejante, al impuesto al campesino descreido de Guttaring, a cualquiera que ose ignorar las normas eclesiásticas, asociadas a ciertas celebraciones religiosas, como eran ciertas restricciones laborales.


Los “fennigs de Maria de Eck(Maria-Ecker-Pfennige)

Antiguamente, en las zonas rurales de Alemania, estaba muy extendida la creencia de que ciertos macroforaminiferos  de forma redondeada y muy aplanados, eran dinero que  se había petrificado como resultado de algún encantamiento o de alguna maldición.
En Baviera, las Assilina exponens adquirieron un cierto papel en relación con el culto a la Virgen María, lo cual es puesto en evidencia por una leyenda popular que fue recogida a mediados del siglo XIX.


Altar mayor de la iglesia dedicada a la Virgen María de Eck, presidido por una representación de la Virgen rodeada de ángeles y devotos. Esta pintura religiosa en combinación con un temblor de tierra y la presencia de un tipo numular de macroforaminíferos fósiles, cerca de su santuario, fueron los hechos que interpretados arracionalmente ayudaron a generar unas creencias supersticiosas, reflejadas en una leyenda piadosa popular y en unas costumbres supersticiosas ligadas a la religiosidad popular de la comarca.

Según la mencionada leyenda popular:
Hace muchos años, fue robada una gran pintura de la Virgen María, de su santuario, situado en la montaña de Eck, vecina a la aldea de Siegsdorf. Al poco tiempo del robo, en una montaña próxima se produjo un fuerte temblor de tierra, como resultado del cual el pueblo del ladrón y la iglesia en la que había sido depositada la pintura robada, quedaron totalmente convertidos en ruinas. Entonces, el ladrón, para expiar su pecado de sacrilegio, decidió devolver personalmente el cuadro robado, transportándolo, a pie, hasta el santuario de María de Eck. 
Como el transporte del gran cuadro le resultaba muy pesado, a mitad del camino, tuvo que parar a descansar, apoyando el gran cuadro sobre una roca que había, al borde del camino. Se produjo entonces un nuevo prodigio que es visible aún hoy día. Los rayos de la aureola de la Virgen María, penetraron en el interior de la roca y produjeron la formación de unas de unas piedrecitas planas de forma circular que luego se desparramaron por el suelo llenando todo el terreno de los alrededores. 
Esas piedrecitas mostraban unas líneas concéntricas que, según la interpretación popular, supuestamente, reproducían la forma de la corona de la Virgen, precisamente esa característica fue considerada como un signo infalible del origen sobrenatural de estas piedrecitas.

Acumulación de caparazones fósiles de asilinas, las imaginarias moneditas milagrosas de la virgen de Eck
Según otra leyenda popular, lo que había robado el ladrón en el santuario no habría sido un cuadro, sino la caja de las limosnas para los pobres, llena de monedas. Como al ladrón que la transportaba le resultaba muy pesada, en un determinado punto del camino, el ladrón tuvo que parar a descansar y aprovechó para abrir la caja y contemplar su brillante contenido. Creyendo que contemplaría un montón de monedas, en su interior, pero milagrosamente todas las monedas se habían convertido en piedra. Furioso el ladrón lanzó la caja contra el suelo, saliendo de su interior infinidad de monedas petrificadas que recubrieron, milagrosamente, todo el terreno de los alrededores del camino que conduce al santuario, en donde, desde entonces son muy abundantes para recordar a quienes pasan por allí el castigo sufrido por el ladrón.

A esas curiosas piedrecillas circulares y muy planas que los campesinos de la comarca  denominaban "Maria-Ecker-Pfennige", es decir, los “fennigs de Maria de Eck", a las que, hasta el primer tercio del siglo XX, creían de formación milagrosas, las personas cultas  hasta hace poco años, creían que eran Nummulites, más recientemente se ha sabido que, en realidad, son caparazones 
fosilizados de Assilina exponens, otro tipo distinto de macroforaminíferos fósiles,  emparentados con ellos.

Antigua tarjeta postal emitida en 1930, por el santuario de Maria Eck, en la que se han representado el paisaje montañoso y la situación de las diversas poblaciones de los alrededores que acudían en peregrinación hasta el santuario de Eck. En el círculo de abajo a la derecha, el santuario
Imagen:  Landkarten Ak Siegsdorf

Hasta no hace muchos años, durante las romerías populares que cada año se organizaban desde Siegsdorf  hasta el santuario, era costumbre recoger algunas de esas monedas petrificadas, milagrosamente, pues se las consideraba, como un amuleto protector que atraía la buena suerte y alejaba la mala. En tiempos recientes, se conserva la recolección pero, en general, como un recuerdo de la peregrinación popular realizada al santuario.


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