El autor del texto original, en alemán, es el Dr. Julius Georg FRIEBE, del Museo de la Naturaleza del estado federal de Vorarlberg (Vorarlberger Naturschau), en Dornbirn (Austria).
La traducción y adaptación, al español, del texto original alemán, así como la elección de las imágenes ilustrativas, ha sido realizada por Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Dept. de Medi Ambient i Ciències del Sòl, Universitat de Lleida.
Las “piedras de remolino” (Wirbelsteine), llamadas, Wirfelsteine, en la Alta Austria.
Todas las piedras, que en su interior tenían un dibujo en forma de espiral, en las zonas rurales, eran denominadas “Wirbelsteine”, es decir “piedras de remolino”, en la Alta Austria, eran llamadas "Wirfelsteine" . En la mayoría de los casos, se trataba conchas de caracoles marinos del género Actaeonella, que se habían desprendido del interior de las rocas, siendo arrastrados y fragmentados de la forma apropiada por los torrentes de montaña.
Aspecto de los restos desgastados de una concha de
Actaeonella gigantea, vista de perfil, en la que se puede ver la alternancia de las espiras claras, de calcita, de la concha y las oscuras, del sedimento, del molde interno.
Imagen: http://www.alpenfossil.at/wpimages/wpf5618de9_05_06.jpg
Esta clase de extrañas piedras eran colocadas por los pastores en los abrevaderos para el ganado que existían junto a la mayoría de fuentes y pozos, usados para que bebiera el ganado rumiante. La inmersión de estas "piedras figuradas" se hacía con el fin de conjurar, mágicamente, el efecto nocivo que, ciertos encantamientos malignos y malos espíritus, pudieran haber contaminado el agua que debían beber las animales. Tal uso, se hacía porque se creía, ciegamente, que gozaban de poderes mágicos, para prevenir cierta enfermedad del ganado, tal creencia supersticiosa, había sido inducida por un principio fundamental de la magia simpática: "Similia Similibus Curantur", debidamente contextualizado, algo así como "Las enfermedades se curan con cosas semejantes a los síntomas o al órgano afectado", las semejanzas entre la piedra y la enfermedad, radicaban en la presencia de una figura espiral que se asemejaba al movimiento giratorio de un remolino y, también, a la forma de un gusano enrollado sobre sí mismo.
Antiguamente, se creía que este tipo de piedras mágicas, poseían la virtud de proteger a las ovejas contra una enfermedad, relativamente común, “el mal de remolinear”o “enfermedad de dar vueltas” y contra la aparición de un gusano blanqueciono que aparecia alojado en el interior de un tumos que se formaba en su sesera y que les causaba la muerte.
Hoy día, gracias a la ciencia, sabemos que esta enfermedad no es causada por ninguna clase de embrujamiento del agua, sino por la infestación de un parásito interno, un tipo especial de tenia, típica del ganado rumiante (Coenurus cerebralis) y especialmente frecuente en el ovino y que en la fase final del desarrollo larvario, invade el cerebro de las ovejas, donde se enquista y crece hasta alcanzar el tamaño de un huevo, destruyendo los tejidos nerviosos.
Cerebro de oveja, con la gran cavidad, dejada al vaciar el quiste cerebral originado por Coenurus cerebralis
Imagen: http://www.asmexcriadoresdeovinos.org/empezar/enfer_parasitarias.html
Esta destrucción parcial, en uno de los hemisferios cerebrales es la que induce los trastornos en el comportamiento del animal infectado, manifestando una serie de síntomas típicos, como consecuencia de los daños cerebrales producidos por el gusano parásito. Consisten en un estado permanente de aturdimiento e indolencia, juntamente con un característico movimiento rotatorio, sobre si mismo, causado por la alteración del control involuntario del equilibrio, al tratar de recuperar el equilibrio perdido en uno de los lados del cuerpo, acaba produciéndole un efecto rotatorio,
En España la enfermedad se conoce, popularmente, con el nombre de modorra o modorrera y, técnicamente, con el de "cenurosis".
Fragmento de la concha fósil de una caracola marina, de la especie Actaeonella gigantea, pulida artificialmente para mostrar, más claramente, la figura espiral de su interior, con el típico aspecto de Wirbelstein.
Ejemplar procedentes de capas santonienses (Cretácico, 80 MA), de Waaggraben, en Hieflau, estado federal de Estiria (Austria).
Imagen: http://www.alpenfossil.at/Seite427.html
Ejemplar procedentes de capas santonienses (Cretácico, 80 MA), de Waaggraben, en Hieflau, estado federal de Estiria (Austria).
Imagen: http://www.alpenfossil.at/Seite427.html
Entre los pastores y granjeros de los alrededores de las poblaciones de Hinterstoder y Windischgarsten (Alta Austria), la creencia en el poder mágico y el uso preventivo, supersticioso, de las Wirbelsteine o “piedras de remolino”, se mantuvieron hasta 1910.
Con menor frecuencia, las Wirbelsteine resultaban ser secciones ecuatoriales de moldes internos de ammonites, que mostraban un diseño espiral semejante que permitía asociarlos a las mismas creencias y usos irracionales.
Las “piedras de serpiente” o “serpientes de piedra” (Schlangensteine)
Antiguamente, se creyó ver en la forma cónico espiral típica de los amonites, a serpientes, petrificadas, enrolladas en espiral que habían sido transformadas en piedra, de forma prodigiosa, por la influencia de alguna fuerza divina.
Ammonites, debidamente, manipulado para aumentar su parecido con el de una serpiente petrificada
Imagen: http://www.newark.osu.edu/facultystaff/personal/jstjohn/Documents/Cool-fossils/Ammonites.htm
En las culturas europeas pre-cristianas, las serpientes eran consideradas como seres beneficiosos y símbolos del renacimiento infinito de la naturaleza, siguiendo una evolución anual ciclíca. Se las acostumbraba a representar mordiéndose la punta de su cola, como el símbolo del eterno renacimiento de los ciclos naturales. Se consideraba que de ellas emanaba una fuerza vivificante y vigorizante que se oponía a los influjos contrarios, por lo que también, se las relacionaba con la posibilidad de recuperar la salud perdida.
La ofiolatría fue una práctica muy extendida por toda la antigua Europa, pre-cristiana
En la antigua Grecia, se las consagró como las representantes de Asklepios, el dios de la medicina (Esculapio para los romanos). El Asklepeion, era su santuario y centro de curación, estaba en Epidauro, donde acudían los enfermos de toda Grecia para ser tratados por sus médicos-sacerdotes, los asklepiadas, que gozaron de un gran prestigio por todo el mundo antiguo. Anejo al templo existía un serpentario.
Estatua de mármol representando a Asclepio/Esculapio, existente en la Glypotek de Copenhague, se ha representado a la serpiente sagrada, enrollada sobre su "vara" o bastón mágico, como símbolo de sus poderes mítico-sanitarios.
Imagen: http://es.wikipedia.org/wiki/Asclepio
Entre las religiones de la antigüedad, sólo en el judaismo y el cristianismo, consideraron negativa la figura de la serpiente, asociándola a las fuerzas del mal y relacionándola con los enemigos de Dios, el demonio y el pecado.
Emblemas modernos relacionados con la salud: a la izquierda, el de la Medicina y, a la derecha, el de la Farmacia. Ambos conservan el primitivo símbolo salutífero de Asclepio/Esculapio
Imagen iz: http://es.123rf.com/photo_14965484_caduceus-medica-simbolo-emblema-de-farmacia-o-medicina-senal-medico-simbolo-de-la-farmacia-farmacia-.html
Imagen dr: http://carabuxa.wordpress.com/2011/10/30/historia-del-emblema-de-la-medicina-curiosidades/
Cuenta una leyenda romana que "Cuando la peste hacía estragos en Roma, en el año 293 a. C., consultado el oráculo de un templo, por los gobernantes les anunció que para poner fin a la plaga, deberían llevar hasta Roma, la estatua de Asklepios, desde su santuario de Epidauro.
Cuando la embajada romana llegó al santuario y cargó la estatua del dios, no se dieron cuenta que una de las serpientes sagradas de las que se mantenían en el templo, se había deslizado dentro del altar, siendo transportada hasta el puerto y terminando siendo descubierta, acurrucada y enroscada, en un rincón del barco, como era sagrada nadie la molestó.
Los romanos retornaron a su patria con la serpiente sagrada que en el mismo momento en que el barco romano tocó tierra, la serpiente salió a toda velocidad y al tocar el suelo italiano, la peste que asolaba Roma se detuvo bruscamente y, al cabo de poco tiempo, desapareció."
Hermoso molde interno, calcítico, de un pequeño ammonites, engarzado en un capuchón de plata, para poder llevarlo suspendido del cuello, posiblemente, del siglo XIX.
Imagen: http://pittrivers-amulets.blogspot.com.es/2012_02_01_archive.html
En tiempos paganos, se creía que las piedras con forma de serpiente, por su semejanza con las serpientes reales, poseían cualidades semejantes, creyéndolas capaces de atraer la buena suerte, el éxito y la riqueza hasta su poseedor, por tanto, ese tipo de piedras mágicas se buscaban y tenían una alta demanda. Fueron usadas como como amuleto defensivo, por creerse que protegían contra las desgracias humanas de todo tipo, tales como accidentes, naufragios, enfermedades, envenenamientos, fiascos económicos, fracasos amorosos, embrujamientos, picaduras de víbora o el impacto del rayo.
Después de la primera época de cristianización del continente europeo, básicamente urbana, muchas de las antiguas creencias supersticiosas, siguieron conservándose entre los habitantes de las zonas rurales, de muchos países europeos, entre ellos en Austria, en dónde los ammonites, de buen tamaño, se fijaron en muros y fachadas, exteriores, de viviendas y establos o en fuentes públicas.
Amonite fijado sobre la fachada principal de una vivienda. Fotografía original de A. Holbecq.
Imagen: http://www.geoforum.fr/topic/22010-o-voir-des-ammonites-dans-le-boulonnais/page__st__20
Gesner, en De rerum fossilium (1565) escribe que la extendida creencia, en su tiempo, de que las piedras llamadas "Schlangensteine" (piedras de serpiente) pudieran ser auténticas serpientes petrificadas, era una pura fantasía.
Nota del traductor:
El contenido original, del texto alemán, relacionado con las "piedras de remolino" ha sido ampliado, notablemente, añadiéndole aquella información veterinaria que el traductor consideraba muy conveniente para contextualizar, debidamente, el uso de los fósiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario